Revista Cultura y Ocio

Uno sigue siendo de Chéjov / Redux 2018

Por Calvodemora
El perro hambriento sólo cree en la carne.Los amantes sólo creen en la yema de los dedos.El político sólo cree en la amnesia del votante.
La literatura nórdica del Carrefour sólo cree en los muertos.
Edgar Allan Poe sólo cree en Annabel Lee, en la absenta y en las calles últimas de Boston.El poeta sólo cree en las metáforas.La catedral sólo cree en los siglos.El cubito de hielo sólo cree en la ginebra.El zombi sólo cree en George A. Romero.Paulo Coelho sólo cree enlos lectores zombi.La placenta sólo cree en la Conferencia Episcopal.El mono sólo cree en Darwin.
Miles Davis sólo cree en su quinteto del 63 en Monterrey.El naúfrago sólo cree en el horizonte.Las musas sólo creen en los artistas.El fakir sólo cree en la industria metalúrgica.Charles Baudelaire sólo cree en el spleen.
K. sólo cree en mí.
El funcionario sólo cree en Bartleby (vía Cobo Rosa)
Algunas personas solo creen en Dios.El proxeneta sólo cree en las erecciones ajenas.El okupa sólo cree en el estallido de la burbuja inmobiliaria.Dios sólo cree en el séptimo día.El suicida sólo cree en los títulos de crédito.El metafísico sólo cree en la metalingüística.El ebrio sólo cree en el vómito.El sonámbulo sólo cree en las paredes.El sonetista sólo cree en las sílabas.El pesimista sólo cree en los pájaros de mal agüero.El erudito sólo cree en la nomenclatura.El casto sólo cree en el agua fría.
Mi disco duro sólo cree en los torrents que le echo.El libidinoso sólo cree en el semen.John Wayne sólo cree en John Ford.Los fantasmas sólo creen en nosotros.Adán sólo cree en la manzana.Noé sólo cree en la industria de la madera.Jack Bauer sólo cree en los perímetros.Las cebras creen en los semáforos.El censor cree en lo que oculta.
El astronauta sólo cree en la melancolía.
El sacerdote sólo cree en el pecado.

El carpintero sólo cree en la savia.
La hormiga sólo cree en el infinito.
El tarado sólo cree en su tara.
El vampiro sólo cree en la sístole y en la diástole. 

Trump sólo cree en los hackers.
Los cadáveres sólo creen en los tiempos muertos.

Pablo Iglesias sólo cree en los errores ajenos.
El pornógrafo sólo cree en la letra equis.
El aburrido sólo cree en el color gris.

El funambulista sólo cree en el yeso.
El hacker sólo cree en la banda ancha.
El cinéfilo sólo cree a veinticuatro fotogramas por segundo.
El bibliotecario sólo cree en Borges.
Leonard Cohen sólo cree en las habitaciones de hotel.
El Papa Santo de Roma sólo cree en la eficacia de su detergente.
El alumno sólo cree en los recreos.

El tecnófobo sólo cree en los cortocircuitos.
El refugiado sólo cree en las fronteras.
El feligrés sólo cree en las campanas.
El hippie sólo cree en la jardinería.
El ahorcado sólo cree en la sangre.

Lex Luthor sólo cree en la kryptonita.
Audrey Hepburn sólo cree en los escaparates.
El melancólico sólo cree en las biografías.
El escéptico sólo cree en sí mismo.
El charlatán sólo cree en los sintagmas.
El borracho sólo cree en las resacas.

El líder sindicalista sólo cree en las pancartas.
Ernst Lubitsch sólo cree en las puertas.
Marilyn Chambers sólo cree en las puertas verdes.
El pez piloto sólo cree en el tiburón.
El descreído sólo cree en Nietzsche.

Stan Lee sólo cree en los cameos.
El crítico de cine sólo cree en José Luís Guarner.
Kafka sólo cree en Samsa.

Russ Meyer sólo cree en la lactancia.
El Papa Santo de Roma sólo cree en Dios.

Los jóvenes de hoy sólo creen en utorrent.
El alucinado sólo cree en lo que le asombra.
El feligrés sólo cree en los domingos.
La puta sólo cree en la líbido ajena.
Roberta Pedon sólo cree en la genética.Papa Nöel sólo cree en Bedford Falls.Dios sólo cree en sus escribas.Bruce Banner sólo cree en su sastre.Humphrey Bogart sólo cree en los alambiques.Los piquetes sólo creen en los esquiroles.Walter White sólo cree en la adrenalina.
La curia sólo cree en los concordatos.
Paco de Lucía sólo cree en los luthiers.
Los jóvenes de hoy sólo creen en la nuba.
The Knack sólo cree en su Sharona.
Franco Battiato sólo cree en los cigarrillos turcos.
Rocco Siffredi sólo cree en la sangre.
Paulo Coelho sólo cree en sus chistes del whatsapp.

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