Revista Opinión

Unos apuntes breves sobre la música que escucho

Publicado el 12 julio 2020 por Liberal

Como es bien conocido entre algunos, tengo unos criterios muy estrictos sobre lo que considero música aceptable para el hogar y la vida personal. La música contemporánea actual, si es que le podemos llamar música (y no voy a entrar en ese debate, porque no soy un experto de la música como para comentar con criterios educados sobre qué constituye música o no, ni tampoco quiero sonar como una persona trasnochada que no se entera de nada). En esta entrada, me limitaré a decir lo que sí me gusta escuchar.

Generalmente hablando, me gustan (no en este orden particular, solo escribo las cosas que primero me vienen a la mente):

las zarzuelas, la música clásica de piano, el violín, cualquier obra de los compositores españoles Albéniz, Manuel de Falla, Enrique Granados, o Gaspar Cassadó. Como ya dije en una ocasión anterior hace unos meses, una de mis composiciones favoritas es la de Manuel de Falla, Noches en los Jardines de España. Lo que más me gusta de esa composición es precisamente lo que comentó Joaquín Turina: es una obra trágica, triste expresada en un drama íntimo y apasionado. ¿Qué mejor forma de realmente describir a un español en su psicología que eso? España, en el fondo, españoles de bien…un pueblo algo triste y melancólico (sin llegar a los niveles portugueses).

En general, no me identifico con la música del “rock and roll” (no me llega al alma, es más, la rechazo y todo lo que conlleva en cuanto a permisividad, tonos estridentes y estílos de vida). Yo no me atrevo a quitarle mérito a nadie, sólo, repito, escribo lo que pienso. Tampoco me gusta el “jazz”. De hecho, hasta los años 30, varios maestros criticaron con dureza la música decadente del jazz (incluido no pocos autores de izquierdas, así que por favor, cuidado con los comentarios). El famoso filósofo izquierdista Adorno, por ejemplo, detestaba el jazz por su decadencia. En la Union Soviética también se llegó a prohibir la música rock and roll.

Me gusta el nacionalismo musical de Falla. Falla produce en su música de los jardines, el romanticismo mágico de esa Andalucía tan preciosa, pero a la vez tan poco “europea”. Falla templa esos aspectos con el estílo algo más francés de algunos instrumentos.

Si hablamos de algo más moderno, no me desagrada la música electrónica (sin vocales normalmente). A finales de los 90 y principios del siglo XXI, había una música trance de calidad y sin ser comercial como el capitalismo convierte todo. El grupo musical alemán (ya más antiguo) Kraftwerk también me viene a la mente. Boards of Canada también considero que tienen música aceptable.

Escucho música medieval española (y europea en general) y renacentista tambíen.

Si podemos hablar de una “psicología”, los mediterráneos (bueno, diré más bien Atlanto-Mediterráneos) somos esquizotímicos. En la historia y civilización de España, particularmente la España del norte (oeste y este en Cataluña) existen ejemplos notables de ese rasgo casi “triste”. Lo solemne, lo aristocrático y ceremonial…a pesar de que odio a los jesuitas, la orden jesuita satánica no surge en un país que toma las cosas a la ligera. No nace en Italia o ni siquiera incluso en la positivista Francia y ni siquiera en los campos de Baviera. NO. Sólo un país con un fuerte componente esquizotímico como España puede crear una orden como la de los jesuitas o fanatismo macabro (la Inquisición). Ningún país del entorno del sur de Europa ha sido tan esquizotímico como España. Un país que, además, junto con Inglaterra únicamente, pudo aplastar a medio mundo en un imperio (que ciertamente decayó rápidamente, porque es nuestra personalidad también como nación tener episodios de euforia y gran genio, seguido de un largo periodo de tristeza y derrotismo). Esa sensación de frialdad en la organización compaginada con cierto misticismo escapista personal, es algo que sí comparte España en común con las razas del norte de Europa. La diferencia es que el entorno cultural español no permite tanto escapismo y entonces se ha gestado desde siempre cierta tendencia al borreguismo (para los que no tienen otro remedio). Comento todo esto porque creo que la música que nos guste es un reflejo de nuestra psicología. España NO ES la caótica Italia, como tampoco se puede comparar al desastre griego. En el sur de Europa, España es la potencia más seria que existe. De hecho, había un alemán cuyo nombre no recuerdo que decía que España era “la Alemania del sur de Europa”.

Para mí, la música debe invocar idealismo y ayudar a pensar en algo abstracto. Claro, esto es subjetivo según la personalidad.

Sin extenderme más por escrito, simplemente colgaré algunos vídeos de música que me parece aceptable y de calidad. No es una lista completa, porque hay miles y miles de ejemplos que podría dar. Son los ejemplos que me han venido a la mente ahora. Incluyo al final el Codex Calixtinus – Dum esset Salvator in monte, que fue cantada en el entierro del Rey Fernando de Leon y Galicia, en la Catedral de Santiago de Compostela, año 1188.

Buen domingo.

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