El uranio es un elemento químico que en la naturaleza se
presenta en forma de tres isótopos diferentes: U-238, U-235 y U-234. En una
muestra de uranio, el 99,28% corresponde al U-238, el 0,71% es U-235 y el U-234
está en una proporción ínfima. De los dos isótopos más abundantes del uranio
sólo el 235 es fisionable y, por tanto, es el isótopo que se debe utilizar para
obtener energía mediante la fisión nuclear.
El mineral de uranio, que se extrae de las minas, contiene
entre un 0,05 y un 0,3% de óxido de uranio. Y, de este, sólo el 0,71% está en
forma del isótopo U-235. Los reactores nucleares para generar energía eléctrica
necesitan que el combustible nuclear tenga una riqueza del 4-5% de este isótopo
y, para fabricar bombas nucleares, debe ser superior al 90%. Así, el mineral de
uranio se debe someter a un largo y costoso proceso para lograr la proporción
adecuada, sea para fabricar combustibles nucleares o para las cargas de las
bombas nucleares. Este proceso se llama enriquecimiento. El material de desecho
de este proceso tendrá una alta proporción del isótopo U-238, es el llamado
uranio empobrecido.
El uranio 238 es un isótopo radiactivo que emite partículas
alfa, y tiene un periodo de semidesintegración de 4.500 millones de años. Es un
material muy denso (más que el plomo) y tiene propiedades pirofóricas
(reacciona violentamente en contacto con el aire y desprende gran cantidad de
energía en forma de calor). Estas propiedades físicas y químicas hacen que se
use en diversas aplicaciones civiles como lastre en yates, contrapesos en
aviones y en contenedores de materiales radiactivos. Pero su gran interés está
en las aplicaciones militares. Se utiliza en la fabricación de municiones,
obuses anticarro y proyectiles de aviación. Los proyectiles con cabezas de
uranio empobrecido pueden perforar el acero de los blindados.
Cuando un proyectil, con uranio empobrecido, llega a su
objetivo se pulveriza en pequeñas partículas micrométricas, gracias a sus
propiedades pirofóricas. Estas partículas, que contienen diferentes óxidos de
uranio, se dispersan por el medio y, por la acción del viento, se pueden
desplazar a grandes distancias. Estas partículas pueden ser inhaladas por las
personas con posibles incidencias negativas para la salud a consecuencia de su
toxicidad química y de la irradiación interna producida por el uranio
incorporado en el organismo.
La industria militar utiliza uranio empobrecido desde 1977.
Se calcula que EEUU lanzaron casi un millón de proyectiles con uranio
empobrecido en la primera Guerra del Golfo, lo que representa un diseminación
de 300 toneladas de uranio empobrecido, que podría afectar la salud de 250.000
personas. En la guerra de Kosovo las fuerzas de la OTAN lanzaron más de 30.000
proyectiles con uranio empobrecido. También se ha utilizado en la segunda
Guerra del Golfo y en Afganistán. Se estima que, actualmente, hay más de un
millón de toneladas de uranio empobrecido en el mundo. Los principales estados
que lo almacenan son EE.UU., Rusia y Francia.
La utilización del uranio empobrecido debería considerarse
un problema de salud pública. Las personas que están cerca del lugar donde se
produce una explosión de municiones que contengan uranio empobrecido, pueden
desarrollar enfermedades a corto o largo plazo a consecuencia de la inhalación
de partículas de uranio. Estas personas no son únicamente militares, la
población civil también puede resultar afectada, otro ejemplo de los cada vez
más habituales "efectos colaterales" de las guerras modernas.
Pero, además, las partículas con uranio, finalmente, se
depositarán sobre el suelo y los animales herbívoros pueden quedar contaminados
cuando coman la hierba de la zona. Esta contaminación también puede afectar a
los peces de los ríos. Además, la acción de la lluvia hará que el uranio
penetre en el suelo, que puede llegar a los niveles freáticos. Así el uranio
empobrecido puede llegar a ser ingerido por la población, sea a través de la
alimentación o del agua "potable", con posibles peligros para su
salud.
La producción de uranio empobrecido no se deriva únicamente
de la producción de armas nucleares, recordemos que el combustible de las
centrales nucleares de generación de energía eléctrica también necesita de un
proceso de enriquecimiento y también produce uranio empobrecido. Así pues, hay
que incorporar la gestión del uranio empobrecido en el debate sobre el uso de
la energía nuclear, tanto civil como militar, ya que el uranio empobrecido es
un factor de contaminación radiactiva y de posibles consecuencias negativas
para la salud.
En el siguiente vídeo pueden observar las explosiones
nucleares en todo el mundo: (si no quieren ver todo el video, a partir del
minuto 12, empieza un resumen que resulta muy esquemático)