En la ciudad que mira a ganar la candidatura para la Agencia Europea para la Evaluación de Medicamentos y donde todos los que quieren resolver enfermedades también muy graves vienen desde toda Italia, los servicios publicos de urgencia viven situación de Tercer Mundo.
desde Milán por Angelo M. D'Addesio
Se llega a las once, en un día normal sin emergencias o accidentes, al servizio de Urgencias del Policlinico de Milán, conocido como Hospital Mayor, donde se pueden mirar los bustos conmemorativos de benefactores, medicos y nobles milaneses del siglo pasado, que construyeron los centros medicos y ahora parecen ver el deterioro y la anarquía de estas estructuras y se va a esperar propia visita.
La primera visita, un sistema llamado "triage", registra los signos vitales, presión arterial, temperatura, oxigeno desarrolada por algunos enfermeros, es el único consulto en ocho horas, es util solo para dividir los casos graves (rojo y amarillo) y los casos "simples" (verde y blanco) pero para todos empeza el infierno de la espera, mientras que una pantalla electronica indica el numero progresivo de los casos aceptados, una falsa cuenta que sirve para cubrir la desorganización.
Después de casi cuatro horas, los codigos amarillos son conducidos en el sector interno, pero solo para ser hallados en las camillas pero solo uno o dos entre una cola interminable tienen buena suerte de ser visitados por un medico (solo uno para toda la división medica?), los otros esperan, mientras que los "codigos verdes" viven sus momentos de resignación, otros protestan pero recibien solo una contestación "Si no quiere esperar, es libre de ir afuera".
Quien está entre los "codigos verdes"? ciertamente la persona con dolor al brazo o a la pierna, pero también la abuela de 80 años con dolor al vientre, personas con dificultades para respirar, todas evaluadas como casos normales de resfriado como si las personas deseen ir al hospital por un simple virus en una pequeña sala donde se quedan más de quince personas, cansadas por el retraso y el aumento de la indisposición, con enfermedadores que rechazan noticias y preguntas.
Apatia y superficialidad: hay también escenas entre tragico y ridiculo: una señora mayor cae y los otros pacientes la ayudan, mientras dos paramédicos a lado siguen bebendo tranquillos sus café, un hombre poco recomandable pide un cuchillo (?) para cortar una bolsa de comida, una otra señora saluda a todos y sale fuera después de almorzar y ver la televisión que hizó encender...Y se descubre que ella no era una paciente en espera pero una huespeda frecuente.
Son las ocho de la noche, algunos pacientes entran en la segunda ronda, la de las visitas y avisan a los otros que también allì harà que esperar unas horas, un paciente elige irse, después de la protesta, de la llamada a la dirección sin exito, la información infructuosa de algunos carabineros proximos. Vuelve a su casa, porqué en los servicios de urgencias del historico Policlinico (pero la situación en otros hospitales no es mejor), una visita es cuestión de suerte o de dinero y solo los amigos y los ricos merecen una cura.
Ah, eso paciente fue mi mismo.