Durante toda mi vida he escuchado y comprobado que en el país que me vio nacer, no existía solo una sino dos Españas. Por eso me detuve con curiosa atención en lo que resultó ser, para mí, el artículo del fin de semana. Lo escribió un sociólogo uruguayo que atiende al nombre de Gustavo Leal (La República, Uruguay, domingo 4 de diciembre de 2011), Uruguay, tres países que apenas se reconocen entre sí.
El Uruguay está consolidando una dinámica tricéfala en el desarrollo económico y social. Esto implica que se están fortaleciendo tres países y tres sociedades en este (pequeño) territorio. … Los tres países que conviven en el territorio los identifico como el Uruguay excluido, el Uruguay integrado pero aún hoy vulnerable, y el Uruguay próspero y abundante.
Era ir avanzando en la lectura del texto y me iba trasladando a aquellos lugares que conozco. Y tristemente comprobaba que en todos ellos existían gentes que no pueden salir del pozo, gente que puede cualquier día caer y gente que nunca sabrá a qué huelen las fosas sépticas.
Hay un Uruguay excluido, consolidado en la base de tres o cuatro generaciones de pobreza extrema y marginalidad cultural que ronda entre el 10 y el 15% del país (en España, por ejemplo, el índice de pobreza infantil se sitúa en 2010 en el 18’5%, solo superada por Portugal y tras la crisis económica los expertos consideran que la pobreza, en España, ya afecta a más de 9.000.000 de personas).
El otro Uruguay es el integrado pero aún hoy vulnerable. Constituido por los sectores de trabajadores y sectores medios es la expresión más cabal del país policlasista conformado. Sin embargo cuenta con tensiones en sus extremos que ponen en riesgo la voluntad de integración. De un lado, un grupo muy vulnerable a los cambios cíclicos de la economía, que fue duramente golpeado por la crisis engrosando los niveles de pobreza que pasaron del 18% al 34% en 2002.
En España, en estos momentos, situación parecida la están viviendo 3.000.000 de personas (equivalente entre los 2.000.000 y los 5.000.000 de desempleados que existían en el inicio de la crisis económica y la actualidad), entre ellas los más de 300.000 propietarios (supuestos propietarios) desahuciados por impago de los créditos hipotecarios en el periodo 2008-2011 o los vecinos de pueblos enteros quebrados (cuya industria local estaba volcada casi prácticamente en determinados sectores de la construcción) o los autónomos o pequeños empresarios quebrados irremisiblemente.
Por último, tenemos al Uruguay próspero y abundante. Los ricos en el Uruguay han mantenido históricamente una perfil social bajo pero desde hace al menos una década han consolidado un conjunto de barreras que restringen su circulación social.
Sí, es posible que en Uruguay haya tres países en uno. Pero lo alarmante de todo esto es que en el resto de los miembros de la ONU, a estas alturas del siglo XXI, posiblemente también. O lo que es lo mismo: nuestro mundo, es un mundo de desigualdades. ;-(
Luis Cercos (LC-Architects)
Madrid – Buenos Aires