Los mosquitos son transmisores eficientes de enfermedades mortales. Una nueva investigación, sin embargo, muestra que también podrían ser igual de eficaces para ayudar a mantener a raya enfermedades como la malaria (o paludismo).
Los resultados del estudio realizado por el equipo del microbiólogo Zhiyong Xi, de la Universidad Estatal de Michigan, Estados Unidos, muestran que se puede interrumpir la transmisión de la malaria desde los mosquitos hasta los humanos mediante el uso de una cepa de la bacteria Wolbachia en los insectos. En cierto sentido, la Wolbachia actuaría como una especie de vacuna para mosquitos que les protegería de los parásitos de la malaria. Tratar a los mosquitos podría impedir que transmitieran la malaria a los humanos, una enfermedad que en 2010 afectó a 219 millones de personas y, según se estima, causó 660 000 muertes.
La estrategia de control de la malaria basada en la Wolbachia se ha debatido durante las últimas dos décadas, pero el trabajo del grupo de Zhiyong Xi es el primero en demostrar que la Wolbachia puede ser implantada de manera estable en la especie de mosquito Anopheles stephensi, transmisora de la malaria. El éxito del trabajo abre la puerta para utilizar la Wolbachia en la lucha contra la malaria.
En primer lugar, el equipo de Xi demostró con éxito cómo la Wolbachia puede ser transportada por este mosquito, y cómo los insectos portadores pueden trasmitir las bacterias por toda la población de mosquitos. En segundo lugar, los investigadores han demostrado que dichas bacterias pueden impedir que los mosquitos transmitan los parásitos del paludismo a los humanos.
El equipo de Xi desarrolló la línea de mosquitos portadores de una infección estable de Wolbachia. Luego el equipo los introdujo en poblaciones no infectadas, y eso produjo una y otra vez una población de mosquitos predominantemente infectados por la Wolbachia.
La clave para este trabajo de investigación y desarrollo fue identificar la especie correcta de Wolbachia (wAlbB) y luego inyectarla en embriones de mosquito. De los miles de embriones a los que Guowu Bian inyectó la bacteria, uno se desarrolló en una hembra portadora de Wolbachia del modo deseado. La línea de mosquitos derivada de esta hembra ha mantenido la infección por Wolbachia wAlbB con una frecuencia de infección del 100 por cien a través de 34 generaciones. El número podría crecer más ya que esa es simplemente la última generación que los investigadores han criado en el momento de efectuar el análisis de resultados.
Con el nuevo linaje ya en marcha, el equipo entonces introdujo diferentes proporciones de hembras infectadas con Wolbachia en una población de mosquitos. En cada caso, toda la población acabó portando las bacterias en ocho generaciones o menos.
En el trabajo de investigación y desarrollo también han participado Deepak Joshi, Peng Lu, Guoli Zhou, Xiaoling Pan y Yao Xu, de la Universidad Estatal de Michigan, George Dimopoulos y Yuemei Dong de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore, Maryland, así como especialistas de la Universidad Nacional Sun Yat-Sen en China.
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