Y esto me lleva a pesar en la hipogalactia, pero en la real, no en la que nos creemos o nos hacen creer, pues lo cierto es que la hipogalactia, a pesar de ser un problema real en que la producción de leche se reduce drásticamente o es inexistente, es tan escasa y rara que son poquísimos los casos en los que realmente una madre no tiene suficiente leche para sus hijos.
Somos mamíferas, biológicamente nuestro cuerpo está preparado para alimentar a nuestras criar durante todo su periodo de lactancia, dure lo que dure, tanto en cantidad de leche producida como en calidad de la misma.
Pero las madres tenemos aún demasiada desconfianza de nosotras mismas, supongo que por esa falta de la cultura de la teta de la que ya hemos hablado en tantas ocasiones, pocas son las que en nuestro entorno familiar han amamantado a sus hijos y si lo han hecho ha sido tan solo unos meses después de que, sus médicos les indicaran que amamantaran cada tres horas y diez minutos en cada teta y les afirmaran a los dos o tres meses que se habían quedado sin leche ya, que su leche ya no alimentaba o que sus hijos estaban pasando hambre. Por desgracia así era la realidad y entonces no existían demasiados medios en los que las madres pudieran contrastar toda esa información.
Pero en cambio, hoy día en que estamos rodeados de información a nuestro alcance, tenemos toda la información a tan solo un click, cuando tenemos Internet en ordenadores, tablets, móviles y casi cualquier dispositivo que llevamos encima, solo hay que saber buscar lo que realmente necesitamos,también tenemos grupos de apoyo y muchos sitios donde acudir, pero a pesar de ello esta creencia de “falta de leche” sigue siendo una de las principales causas de abandono prematuro de la lactancia.
Y cuando una madre está desesperada pensando realmente que su bebé está pasando hambre por esa supuesta falta de leche, o bien pasan al biberón o buscan una manera de “aumentar” esa producción de leche para continuar con la lactancia materna. Y en este punto nos encontramos con los famosos galactogogos.
Los galactogogos son sustancias que tienen la capacidad de estimular la prolactina pudiendo aumentar así, en condiciones adecuadas, la cantidad de leche producida. Hay montones de mitos sobre los galactogogos, unos reales y otros de dudosa eficacia. Se habla de diversos alimentos e hierbas que pueden aumentar la producción de leche así como de algunos medicamentos que se usan para otras cosas pero que pueden ser útiles como galactogogos.Alimentos como la levadura de cerveza, los higos, etc e hierbas a las que se le atribuye esta capacidad aunque no está demostrada su eficacia y además, no todas las hierbas son buenas para nuestra salud y tampoco para la de nuestros bebés. No por ser “naturales” quiere decir que sean buenas o sanas pudiendo llegar a ser hasta peligrosas.
Pero como he dicho, sí existen algunos medicamentos que pueden ayudar a aumentar la cantidad de leche producida. Pero, ¿en qué casos debería recetarse y en cuales no?, pues en casos de hipogalactia real, comprobada y en casos en los que madres que han dejado de dar el pecho y quieren volver a relactar o en inducciones a la lactancia como por ejemplo en madres de hijos adoptados así como también en algunos casos puntuales como cuando madre e hijo han tenido que ser separados al nacer durante días o semanas y la mamá solo cuenta con el estímulo del sacaleches para la extracción suficiente de leche para alimentar a su bebé.
Estos medicamentos solo pueden ser recetados y recomendados por un médico y no por un asesor ni ninguna otra persona y solo en los casos en los que realmente la madre los necesite como los que he citado anteriormente.
Y aclarado todo esto, si has llegado hasta aquí es porque quizá piensas que produces poca leche o porque necesitas aumentar tu producción. Antes de que pruebes o busques algún galactogogo para tomar sigue leyendo lo que te explico a continuación.
En la gran mayoría de las ocasiones no existe un problema real de hipogalactia sino que existen otras las causas como :
- Falta de confianza de la madre, que piensa o la han convencido que es incapaz de alimentar a su bebé solo con su propia leche.
- Llantos del bebé antes o después de las tomas y por tanto sensación de que el bebé se queda con hambre (esto puede ocurrir por muchas causas, desde una simple huelga de lactancia, crisis de crecimiento, dolor de tripa o gases, dolor dental, dolor de oído, muguet, congestión nasal, etc….)
- Estrés importante, depresión o ansiedad de la madre. Cuando nos estresamos o nos sentimos deprimidos o ansiosos producimos adrenalina, la que podríamos definir como antagonista de la prolactina y la oxitocina, las dos hormonas presentes durante la lactancia, ya que en presencia de adrenalina estas dos hormonas dejan de segregarse como lo harían de manera normal.
- Mala postura a la hora de amamantar. Puede que tu bebé no agarre el pecho correctamente o que tu postura al amamantar no sea la correcta, por lo que la eficacia a la hora de mamar y succionar no será la adecuada. Suele hacerse notoria en muchas ocasiones por la aparición de dolor en el pezón o la mama.
- Otras complicaciones con la lactancia materna como son la existencia de un frenillo labial o sublingual importante que impida que el bebé mame y succione con eficacia.
Y ahora que seguro que te has quedado un poco más tranquila te aconsejo e invito a que pruebes el mejor y más poderoso “método galactogogo” que existe:
- Lactancia a libre y total demanda.
- Postura correcta tanto del bebé al succionar como de la madre.
- Tomas frecuentes.
- Piel con piel.
- Tranquilidad.