V fué una serie de gran éxito en la década de los ochenta que encandiló a gran parte de la audiencia, entre ella la española. No era extraño ver como las revistas de la época regalaban pósters, pegatinas o podías conseguir en las tiendas de juguetes réplicas de las pistolas que utilizaban los extraterrestres, eso si, no lanzaban obviamente rayos láser, si no que funcionaban con algo tan conocido como pistones (pequeñas pastillitas que hacían ruido cuando se insertaban en el lugar adecuado de la consabida pistolita).
La serie de ciencia-ficción se repuso alguna vez que otra en la televisión, pero pasaron muchísimos años hasta que volvió a aparecer, más concretamente hasta la aparición de la cadena Cuatro. Evidentemente tenía sus años y algunas cosas cantaban por bulerías. Sean los peinados o la forma de vestir, tanto de sus protagonistas como de esos amigos, que al final no lo eran, que querían convivir con nosotros.
Sin embargo, a mí me sigue encantando el episodio piloto. Ése donde empiezan a aparecer las naves, enormes, en los cielos. Y es que V contenía a veces unos efectos especielas bastante aceptables para una serie de television. Algunas escenas acabaron introduciéndose en la sociedad y aún hoy se recuerdan no pocas veces. ¿Os acordais de cuando Diana (la mala de la función) se zampaba un conejo de indias? Pues eso mismo, es rememorar esa escena, esa imagen, y todo el mundo se acuerda de aquella invasión extraterrestre que acabó extendiéndose debido a la aceptación popular de aquellos años.
Como es normal, ahora que se estan reavivando no pocas películas o series ochenteras en forma de remake (casos recientes de Karate Kid o El Equipo-A) Hollywood miró a Donovan y compañía y creyeron conveniente un buen lavado de cara. Reparto nuevo, efectos especiales actuales y una trama un poco más compleja si cabe. El resultado acaba siendo, hablando de la primera temporada, algo irregular en no pocos momentos, aunque no llega a ser un espanto ya que aborda algunos asuntos que no se tocaron en la serie original. Una que siendo sinceros, llegaba a tener el adjetivo “ridiculez” en no pocos momentos.
En V (se ha conservado el mismo titulo en el remake) todo empieza más o menos de la misma forma que pudimos disfrutar dos décadas atrás. Unas naves de proporciones gigantescas aparecen flotando en el cielo. Las principales ciudades del mundo ven como unos vecinos inesperados se empiezan a asentar y la inquietud se sucede al no saber si habrá una invasión violenta o si por el contrario no hay nada de qué preocuparse.
Como en todas las series que se precien el episodio piloto, la primera toma de contacto entre el público y lo que nos quieren ofrecer, empieza con el planteamiento de la situación y los protagonistas que irán conformando el elenco de situaciones a seguir. Una agente del FBI y su hijo, un cura, un presentador de televisión y un extraterrestre que reniega de los planes que a la larga se van a llevar a cabo, aunque no estará sólo en esas lindes como se descubrira más adelante.
Una de las cosas que me atrajo de esta serie, aparte de la curiosidad que me suscitó al basarse en aquella que tan buenos ratos me ofreció de crío, era la presencia de Elizabeth Mitchell. Actriz que descubrí en Perdidos y que interpretaba a Juliet, personaje que se introdujo en el triángulo amoroso Jack-Sawyer-Kate y que tan buenos momentos ofreció. Así que siendo una de las protagonistas principales de la serie alienígena creí conveniente darle una oportunidad y ver como acabaría la cosa.
En cierta forma, V me recuerda mucho a otras series que se han hecho recientemente. Véase Las Crónicas de Sarah Connor por poner un ejemplo, aunque ahí existían menos tramas paralelas, pero algunas situaciones son bien parecidas. Lo bueno de este remake respecto al original es que mantiene la esencia y la rebozan con elementos más actuales. La caspa, que la original tenía queramos o no, se aparca en virtud de unos guiones más serios y en parte más oscuros, aunque tampoco estan exentas las tonterías de rigor que más de uno se acaba percatando.
Diana deja su lugar a Anna, interpretada por Morena Baccarin (actriz Brasileña que no ha parado de trabajar en la pequeña pantalla). Y sí, en este caso hay que reconocer que su físico y sus dotes interpretativas superan a las de Jane Badler en la serie primigenia. Diana era un personaje que parecía sacado de Falcon Crest más que otra cosa, aunque por extensión habría que decir que la mayoría de los actores y actrices parecían sacados de dichas series. Donde hablaban con alguien, el personaje se iba y se quedaban con una cara que era para enmarcar. Sí, ya sabíamos que lo ibas a traicionar y pegarle una puñalada trapera, no hacía falta poner una cara tan exagerada para mostranos eso. Baccarin no se corta un pelo en ese aspecto, su falsa dulzura y modales no encierran más que un plan maestro, por el cual la raza humana va a convertirse en un buffet a conveniencia de los más avanzados tecnológicamente, pero no por ello deja de mostrar en no pocos momentos que un lagarto -aunque esté camuflado- puede pegar más de un bocado en un momento dado (rima involuntaria la que me ha salido de repente). Posiblemente la mejor escena de la serie haya sido esa copulación entre Anna y uno de sus secuaces reconvertido a simple reproductor. ¿Sabéis lo hace una Mantis Religiosa cuando a terminado de reproducirse? Pues eso mismo. Simplemente bestial.
Uno de los aspectos que se ha criticado, alguno de los cinéfagos a comentado dicho aspecto, es que V parecía que se había convertido poco menos que en una película porno. Comentario exagerado donde los haya pero que demuestra que el nivel sexual está a años luz de lo que vimos en los ochenta. Sexo para todos los públicos y que cuando se muestra (tampoco hablamos de Instinto Básico, ni de lejos) se hace en momentos puntuales (arriba he explicado más o menos una de las escenas). Sin embargo, uno de los puntos que vuelven a aparecer en el remake es la rebeldía del hijo de uno de los protagonistas. Si en la otra serie Mike Donovan (Marc Singer) tenía que lidiar con un muchacho que bebía los vientos por la nueva sociedad que se queria asentar en la Tierra, aquí Erica (Elizabeth Mitchell) hará lo mismo con su hijo derrochador de hormonas. El cual tendrá a Lisa (Laura Vandervoot -actriz que interpretaba a Kara, prima de Superman en la serie Smallville-) como objetivo de sus amoríos varios. Lisa es hija de Anna, con lo cual la traición y los trejemanejes de turno estarán servidos en la historia.
Se convervan tambien a los rebeldes de turno, tanto humanos como de origen extraterrestre, esos que en ciertos momentos ayudarán a la humanidad aun a costa de su vida. Así como el tio duro que no se cortará un pelo en tomar decisiones que otros no tomarían, emulando a Michael Ironside (posiblemente uno de los personajes más atrayentes de la serie de los ochenta). Si la cosa ya no estaba liada, entre la invasión camuflada o el hijo que no hace caso, quedan el cura con dudas existenciales y el periodista que hace de confidente obligado de Anna y el extraterrestre que no deseaba que nada de esto pasara porque ya tenía una vida entre nosotros, aunque en sus tiempos su mentalidad fuese otra bien diferente. De esta manera se completan en mayor o menor medida las historias que se van desarrollando poco a poco en la primera temporada.
¿Qué falla? ¿qué puede ser para que capte al espectador o por el contrario la deje a los pocos episodios? Pues por una parte atrapa al espectador que quiere ver una revitalización de los personajes y tramas que disfrutó hace dos décadas. Mejor explicadas y contadas, sin tanta tontería de por medio. Pero por otra, hay momentos donde los personajes no acaban de atraer lo suficiente, hay una falta de carisma en algunos de ellos que no deja de ser negativo para una serie -cualquiera- donde es un elemento primordial. Quitando a Mitchell y Baccarin, el resto -alguna pequeña excepción hay- acaban deambulando por la pantalla. No es un mal remake en líneas generales, pero parece como si no hubiesen metido toda la carne en el asador y eso se nota. Aunque cabe destacar que han respetado una cosa que en más de una película o serie habrían enseñado a las primeras de cambio. El aspecto de los invasores, de los visitantes, hasta el momento -y a la espera de la segunda temporada- no se sabe a ciencia cierta cómo son realmente, al cien por cien, el lagarto que todos conocimos en los años ochenta.
La primera temporada constó de 12 capítulos, algo que agradezco enormemente porque las series que llegan a la veintena de episodios me estan empezando a aburrir soberanamente, sobre todo si tienen una historia a seguir (caso diferente sería el de House, por poner un ejemplo). Actualmente, dato para los seguidores, se acaba de emitir recientemente el primer capítulo de la segunda, más concretamente el pasado día cuatro. Así que las aventuras continúan, hasta que la audiencia responda como es normal.
Fdo: Snake