Acabo de llegar de mis vacaciones, es decir, estoy verdaderamente jodido. El pasado martes estaba en una playa de Andalucía, tranquilamente tirado la arena con mi latita de Cruzcampo en una mano y mi bocadillo de tortilla en la otra. Vamos, de lujo. Como un señor ateo. Hoy estoy en Madrid, que me recibió ayer con 30º, algo de lluvia y muchísimos cortes de tráfico por no decir una ciudad sitiada. Eso provocó que mi taxi tuviera que dar 1.001 vueltas hasta llegar a mi piso lo que conllevó una sustancial subida en el importe de la carrera.
Recapitulando. El hecho de acabar las vacaciones jode, la ausencia de Cruzcampo también, pero lo del taxi… eso fue la puntilla. En ese momento me acuerdo yo de mi amigo Gallardón al que escuche, durante mi plácido periodo de descanso estival, decir que los cortes de tráfico redundarían “en beneficio de todos”. Y llevo dándole vueltas un rato a ese “todos” y no sé cómo interpretarlo. Necesito que alguien me ilumine.
Imagino yo que se referiría a todos los cristianos que han venido a la JMJ a pegarse unas vacaciones baratas de cojones ya que al resto de todos los ateos o devotos de otra religión que tienen que llegar a su puesto de trabajo como ‘buenos cristianos’ no les ha beneficiado tanto. Al igual que no nos beneficia que los transportes públicos estén hasta arriba con personas que solo han pagado un 20% gracias a la religión que profesan.
Total, que al parecer, España de laica tiene lo que yo de torero. El problema es que todos lo sabíamos pero ninguno lo quería creer. Imagináis que cualquier otra religión pidiera permiso para liar un pifostio como éste. JA. Ni de coña. Así que nos guste o no habrá que seguir subvencionando los tinglados de la iglesia católica. Barra libre de homilías, confesionarios y de agresiones verbales contra los lujuriosos homosexuales, las inhumanas abortadoras, los ateos infieles que van contra la palabra del señor. Amén.