Tras una temporada agitada, repleta de eventos, proyecciones, ciclos, artículos y actos varios relacionados con el cine, el promotor, propietario y responsable único de esta aventura escalonada se toma un respiro vacacional durante el cual, como viene siendo habitual, no faltará alguna que otra píldora cinematográfica con la que calmar el mono durante los meses de calor.
Este año, dadas las estrecheces presupuestarias y las obligaciones profesionales, me he hecho con una habitación en un confortable hotelito de carretera, un sitio discreto, cómodo y tranquilo, según dicen. Se adjunta foto.
En particular, el folleto publicitario advierte del mimo con que la dueña del hotel y su hijo cuidan de los viajeros. Sabedor de ello, he reservado la habitación número 1, la más cercana a la recepción y también a la casa en la que viven los dueños. Más que nada, he elegido esa habitación porque dicen que es la que tiene el cuarto de baño más espacioso.
De todas formas, solo necesito un lugar tranquilo y apacible en el que poder estudiar, leer y escribir rodeado de calma, paz y serenidad, con buen servicio de cocina (valoración en mi guía: 1 cuchillo) y un buen baño para alguna que otra ducha reparadora. Me han dicho que, sobre todo por las noches, es un lugar de lo más silencioso. En la foto, al menos, lo parece.
No dejen de estar atentos a sus pantallas en espera de novedades.
Feliz descanso (a aquellos de ustedes que puedan permitírselo…)