Se ha aprobado en Estados Unidos la primera vacuna infantil contra la meningitis fulminante, enfermedad también conocida como púrpura fulminante o meningococcemia. Se trata de una enfermedad provocada por diferentes tipos de meningococo, una bacteria diplocóccica heterótrofa gram negativa que suele habitar en la nariz y en la garganta de personas sanas (portadoras). La infección o meningitis fulminante se produce cuando estas bacterias invaden el torrente sanguíneo, su incidencia es especialmente notoria entre la población infantil de familias con condiciones socio económicas deprimidas.
Un portador de meningitis fulminante disemina la enfermedad a través de las pequeñas gotas de saliva que salen de la boca al hablar, al estornudar o toser, el meningococo queda suspendido en el aire hasta que penetra en el aparato respiratorio de otro individuo. Tras alojarse en él, puede diseminarse por todo el organismo provocando infecciones severas que pueden causar la amputación de algún miembro o la muerte. La nueva vacuna infantil contra la meningitis fulminante se denomina Menactra y se suma a las dos ya existentes, la vacuna francesa y la vacuna cubana, cada una protege contra cepas distintas del meningococo.
Menactra ofrece un mayor rango de prevención, especialmente sobre las cepas clínicamente más importantes, la A, C, Y, W135, se puede administrar a los niños a partir de 9 meses de edad y con una sola dosis se reduce significativamente el riesgo de que los pequeños puedan contraer la enfermedad meningocócica incluida la meningitis. Hasta la fecha se recomendaba la administración de la vacuna a los niños a partir de 11 años de edad, pero tras las investigaciones y evaluaciones realizadas por la FDA (Agencia de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos), se acaba de aprobar su uso para los bebés a partir de 9 meses.
Según la empresa que desarrolla la vacuna y las autoridades sanitarias del país, los padres deben vacunar a sus hijos contra esta enfermedad aunque no pertenezcan al sector de las familias con condiciones socio-económicas deprimidas, como ya hemos indicado, su contagio se realiza con facilidad y los lugares de mayor riesgo son las guarderías y los asilos.
A través de la publicación digital Ideal, podemos saber que la meningitis fulminante tiene un mal tratamiento, incluso administrando los antibióticos correspondientes como pueden ser la ampicilina, las cefalosporinas o los aminoglucósidos, hasta un 15% de los afectados por la enfermedad mueren. Por ello, la vacunación es la medida más eficaz para reducir la incidencia y mortalidad. El resto de afectados logran una curación satisfactoria, pero dependerá del tipo de cepa.
Queda mucho que hablar al respecto, algo que podemos comprobar, es que la nueva vacuna no ejerce protección frente a la cepa del tipo B, una de las más letales, suponemos que ello se debe a que existe otra vacuna específica contra esta cepa y con la que se ha logrado frenar epidemias en otros países del mundo.
Foto | Joe Shlabotnik
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Vacuna infantil contra la meningitis fulminante