Revista Cultura y Ocio
Siempre me he negado a recoger las bandejas que utilizo en los autoservicios o en los locales de comida rápida. Creo que es fomentar la destrucción de empleo en dichos lugares. Si el cliente es quien recoge la mesa no necesitan contratar más empleados. Considero que el cliente que al acabar de comer lleva mansamente los desperdicios a la papelera y coloca la bandeja en la estantería correspondiente es un esquirol. ¿Cuántas veces he dicho en este blog que ya no hay ciudadanos, ni siquiera clientes, que ahora todos somos bienes semovientes? Así nos tratan las multinacionales, como a borregos que trabajan para ellos mientras nos encaminan hacia el matadero del paro.A unos los pagan (poco), de los otros abusan con total desvergüenza. Algunos amigos me dicen que soy un vago y que mi actitud no es más que una excusa para no recoger la mesa. “Recoge la bandeja, hombre, así le quitas un poco de trabajo al camarero”. Exacto, eso es lo que pretendo: que haya trabajo para los camareros.
Lo más estúpido que hay en esta vida es que nosotros mismos nos pongamos la soga al cuello haciendo de buena gana lo que nos ordenan las multinacionales, que son las que marcan qué es lo políticamente correcto sin darnos opción a discrepar. La masa lo asume sin pensar y quien lo conteste es un asocial o un antistema. Ya me molestó en su momento que las gasolineras recurrieran masivamente al autoservicio sin reducir tarifas. Solo redujeron personal. Tanto es así que este verano, que he estado de vacaciones por el norte de Italia, en la inmensa mayoría de las estaciones de servicio no había empleados ni para vender chicles. Estaban desiertas. Tenías que darle al poste unos billetes para comer y te vomitaba el combustible. ¿Cuánto tardará esta práctica en llegar a España?
El mismo camino llevamos con el autoservicio en los burriquines, macdonalds y demás locales semejantes. Ahora nos piden que les recojamos las bandejas y las vaciemos en las papeleras; mañana pondrán una pileta y nos pedirán que les demos un agua y las frotemos con el cepillo. Así se ahorrarán otro puñado de empleados mientras el rebaño camina con sonrisa estúpida hacia el degolladero. Ni vago ni visionario. Razonable.