Hace ya cerca de treinta años, con La sirenita, Disney revolucionó su filosofía dotando al personaje femenino de protagonismo absoluto, así como de una personalidad de carácter, autónoma y con la determinación de tener claro lo que quiere y lanzarse a por ello. Enamorada, sí, con el inevitable príncipe de por medio, sí, pero no subyugada por la condescendiente idea de que tu vida gire en torno a casarte y ser el satélite de un tipo con buena planta, noble cuna, y empalagosamente virtuoso. Era un primer paso en la dirección de reivindicar la figura femenina, de adaptar las historias a los tiempos que corren y de evolucionar, de dar ejemplo, en resumidas cuentas, y de paso entonar el mea culpa de años de doctrina machista con el halo de inocencia que aportan los dibujos animados y las cancioncitas.
Oigo y leo tras el estreno de Vaiana, la última chica mimada de Disney y tirana de las taquillas navideñas, loas por doquier y aplausos a ese mismo espíritu feminista que inspiraba a Ariel (los homónimos argentinos, varones ellos, y mucho, nunca lo superaron) y que despide esta jovencita, “princesa” de una milenaria tribu de navegantes ubicada en una isla del Pacífico. Cómo ha cambiado la realeza. No en vano sus creadores son los mismos que los de La sirenita. Y no está de más retratar a una chica de armas tomar y personaje principal como algo natural, pero en 2016 este camino tiene ya unas cuantas caminatas dadas como para que esta característica se convierta en elemento clave de una historia, y ello no hace más que dejar visibles las costuras de que no se alcanzan las cotas de interés de la citada predecesora acuática.
Alabado el espíritu de la idea, vayamos al hurgue, que para eso se nos lee: llegamos a la conclusión de que, siendo cierto que la factura técnica es impecable y desborda colorido y frescura casi literalmente (te sientes casi de manera sensorial en mitad del océano), el proyecto tiene sus oscuridades por otro lado. La historia demasiado lineal y previsible parecerá un poco tonta a los adultos y a la vez dejará algo confusos a los niños con el trasfondo mitológico-tribal demasiado alejado de las raíces culturales de la vieja Europa.
Reconozco que los personajes de reparto como el gallo desesperantemente idiota o el semidiós que parece un futbolista con tatuajes de sí mismo tienen su gracia; este último menciona que “si llevas vestido y te acompaña un animalito, eres princesa”, la frase ácida de la película y el giro a reírse de uno mismo. Pese a los puntos de interés que la convierten en el evento familiar del momento y las opiniones contrapuestas que me hacen sentir remando a contracorriente, Disney en general y estos creadores en particular ya han demostrado con anterioridad que se puede esperar lo excelso de una película de animación. Y una vez que pruebas el jamón ibérico de bellota, por rica que esté, te cuesta aceptar la mortadela con aceitunas…
Dirección: Ron Clements y John Musker. Título original: Moana. País: USA. Duración: 113 min. Género: Animación, aventuras, comedia. Guión: Jared Bush (Historia: Ron Clements, John Musker, Chris Williams, Don Hall, Pamela Ribon, Aaron Kandell, Jordan Kandell). Fofografía: Rob Dressel, Adolph Lusinsky. Música: Mark Mancina. Distribuidora: The Walt Disney Company Spain. Estreno en España: 2 Diciembre 2016.