Val d'Isere en Francia, tienes pistas de esquí, tiendas, restaurantes de deliciosas fondues de Saboya y nieve, mucha nieve en invierno. Las tiendas hacen su agosto liquidando la temporada mientras los visitantes aprovechan para disfrutar de las actividades que se proponen. Yo me iba a animar con el ala delta, pero podía perder al grupo y este blog ya no existiría. Los paisajes no desmerecen para nada en la estación estival.
Sin duda, se trata de una zona bastante noble donde nos encontramos coches que se acercan a la velocidad de un murciélago.
Aosta en Italia, previo paso por el bonito Tuile, entre los pasos del Gran San Bernardo y del Pequeño San Bernardo. Si el pequeño ya tiene nueve tornantes no me quiero imaginar el grande, donde, por cierto, Napoleón se hizo un cuadro. En Aosta cambiamos la fondue por la pizza y el esquí por el turismo rural. Un bastante bien conservado Teatro Romano nos espera entre las bonitas casas de arquitectura tradicional.
Al final me picó la curiosidad y me fui a buscar al perro boyero más famoso de la zona, el San Bernardo. Se llaman así porque el archidiácono de Aosta, San Bernardo, puso un hospicio en los pasos que arriba he comentado y allí la diocesis usaba a los perros como compañeros y casi como médicos transportando en su pequeño barril algún líquido sanador.
Tan majo y tan encerrado :(, cerca del paso del pequeño San Bernardo
Próxima parada: un chorro, chorrote, chorrazo y algo que es lo más largo del mundo. ¿Lo adivináis?