Carlos Fabra Martín, José Acosta Téllez y José Fernández Zamorano
Carlos Fabra Martínhabía nacido en Chella, en el interior de la provincia de Valencia. Era uno de los miembros de una familia numerosa, y quedó huérfano, siendo muy joven, lo que le supuso tener que dedicarse a las tareas del campo, al igual que los demás miembros de su familia. En su afán de mejorar, entro a trabajar como ayudante de cartero, pero esa nueva ocupación tampoco colmaba sus necesidades de mejorar, por lo que decidió alistarse en el Ejército.
Ya en el Ejército fue destinado al cuartel de la Montaña en Madrid, pasando a continuación a la guarnición de Melilla, donde permanecería durante 10 años. Durante ese tiempo alcanzó el grado de sargento. En julio de 1936 estaba destinado en el Batallón de Zapadores Minadores de Paterna, perteneciente a la Tercera División Orgánica.
MANUEL AZAÑA se había ganado, desde el instante de la toma de posesión de su cargo de ministro de la Guerra, la confianza de soldados y suboficiales, por su proyecto de reforma del Ejército Los fieles a la República, no podían fallar en julio de 1936, participando activamente en la resistencia a los oficiales golpistas, dentro de sus respectivos cuarteles.
El sargento Fabra pasaría a ser una figura mítica entre las fuerzas obreras de la capital valenciana. Él junto a algunos cabos y soldados del Batallón, sospechando que los oficiales del cuartel, en su mayoría partidarios del golpe, se fueran a sublevar y declararan el Estado de Guerra, decidió tomar el mando del Batallón. Este estaba mandado por el teniente coronel Emilio Juan López, que nada pudo hacer, en los días anteriores para evitar el inminente conato de sublevación. El capitán Pascual Latorre, miembro destacado de la UME valenciana, había convencido a la mayor parte de la oficialidad para que secundaran el alzamiento militar, y sólo un comandante y un capitán se mantuvieron leales al Gobierno.
La madrugada del 30 de julio, el sargento Fabra, armado con dos pistolas y seguido por tres soldados con fusiles, se presentó en la Sala de Banderas, donde estaban congregados algunos de los oficiales rebeldes, con la intención de detenerlos. No fue difícil reducir al soldado que montaba guardia, pero cuando pidieron a los oficiales que se entregaran, estos se negaron, dando comienzo un tiroteo, en el que resultaron muertos tres oficiales y heridos otros dos. Minutos después el resto de oficiales se rendía al sargento Fabra.
Al enterarse las milicias de Paterna y Benimamet de lo ocurrido en el cuartel del Batallón de Paterna, acudieron de inmediato, saltaron el muro y abrieron las puertas. Era el primer cuartel de toda la Tercera División Orgánica, que caía en manos de los partidarios del Gobierno, después de tantos días de tensa espera. Los oficiales rendidos, fueron entregados a los guardias de Asalto, que les condujeron detenidos a la prisión de la ciudad.
Fabra se convirtió en el héroe valenciano, fue condecorado y ascendido a capitán, siendo homenajeado por las autoridades valencianas. A los meses fue destinado a otras unidades, aunque desconocemos nada de su paso por las mismas. En 1938 envió a su familia al sur de Francia, adonde se exilió al final de la guerra. Allí fue detenido y enviado a diversos campos de concentración. Escapó de uno de ellos y murió en 1970.
Pero Fabra no fue el único héroe de esos días. El soldado José Acosta Téllez -natural de Jerez de la Frontera, donde había nacido en 1911-, prestaba servicio en el Regimiento de Infantería Vizcaya número 12 de Alcoy, también perteneciente a la Tercera División Orgánica. A las órdenes del coronel Giralt, participó, el 3 de agosto de 1936, en la detención de los oficiales rebeldes, custodió a los comandantes detenidos Salvador Cortils Riera y José Díaz Ibáñez. Durante la guerra, combatió en el frente de Córdoba, donde fue ascendido a sargento. Según la causa 716 del Consejo de Guerra Permanente número 1 de Alcoy, fue acusado de disparar contra los dos comandantes, aunque hay versiones que se inclinan a que murieron durante un tiroteo cuando intentaban huir. Lo cierto es que Acosta fue condenado a muerte y ejecutado en Alicante el 15 de noviembre de 1939.
El papel del sargento José Fernández Zamorano -nacido en Cieza en 1901-, que también prestaban servicio en el Regimiento de Infantería Vizcaya número 12 de Alcoy, fue de informador del partido socialista local, sobre los implicados en la trama del golpe. Según la causa 719 del Consejo de Guerra Permanente número 2 de Alicante, contribuyó a la detención de la mayor parte de los jefes y oficiales de su regimiento. El comandante Noguerol, uno de los conspiradores detenidos, declaró que el sargento los había vendido. Combatió en diversos frentes, alcanzando la graduación de capitán y siendo comandante militar de Alcoy durante tres meses. El tribunal lo condenó a muerte el 14 de julio de 1939 y fue ejecutado en Alicante el 17 de octubre del mismo año.