Revista Cultura y Ocio

"Valeria en blanco y negro" (saga Valeria #3): Valeria se abre a nuevas experiencias

Publicado el 26 agosto 2014 por Lidiacasado

Título: Valeria en blanco y negro
Autora: Elísabet Benavent
Editorial: Suma de Letras
Género: novela, chick-lit, romántica, erótica
Páginas: 450
Publicación: 23/10/2013
ISBN: 9788483655542

Valeria encuentra un sujetador que no es suyo en casa de Víctor.Valeria se siente humillada, engañada, estúpida…Y de pronto conoce a Bruno, ¡peligro!Y mientras el mundo se pone patas arriba……Lola conoce a Rai en sus clases de chino.…Carmen tiene problemas en la organización de su boda.…y Nerea se ha cansado de ser Nerea la Fría.   Elísabet Benavent ha revolucionado las redes sociales con la publicación de En los zapatos de Valeria y Valeria en el espejo, que se han convertido en imprescindibles para miles de lectores. Las aventuras de Valeria y de sus amigas atrapan y envuelven, y su lectura se convierte en una experiencia ágil, llena de humor. Divertida, contemporánea, sensual, Valeria vuelve de nuevo con más dudas que nunca, escéptica, desconfiada... Pero el destino le tiene reservadas muchas sorpresas.
   Está claro que esté va a ser mi verano Valeria. Estoy devorando cada una de las entregas. No pensaba que fuera a ser así pero (sinceramente) casi es lo único que me apetece leer en estos días. Estoy en horas bajas...
   Y lo bueno que tiene Valeria es que es tan fácil de leer y tan divertida en ocasiones. Aunque es verdad que en esta entrega (bueno, todas tienen su dosis, si lo piensas) hay bastantes escenas que te ponen el nudito en la garganta. Víctor y Valeria viven en una montaña rusa de emociones que a veces cuesta manejar y meten al lector en el vagón en el que ellos viajan para subir y bajar a su lado. Del túnel del amor al de la bruja; un parque de atracciones entero tiene cabida en esta entrega que nos separa del eje amoroso central para abrir la puerta a nuevas experiencias para Valeria.
   Otro de los puntos interesantes de la saga es que todos los personajes experimentan una transformación a lo largo de las entregas. A pesar de que en el intento por caracterizarlos de forma tan diferenciada puedan parecer en un primer momento estereotipos, lo cierto es que todos sufren un proceso de cambio ante nuestros ojos. Y sin dejar de ser ellos mismos, la verdad es que se van volviendo más humanos, quizá más reales. O más creíbles.
   Elísabet Benavent vuelve a ofrecernos una novela ligera pero con cierto poso, bien medida (no hay puntada sin hilo: todo nos va llevando al final de cada entrega pero también va dejando ventanas abiertas a la siguiente novela) y con unos personajes bien trabajados. Y me estoy dando cuenta de que hasta ahora no he hablado mucho del aspecto metaliterario de la saga: Benavent mete al lector en el juego de espejos que supone que la protagonista del libro que está leyendo sea, al mismo tiempo, la autora de la novela que, con el mismo título y el mismo contenido, se menciona en la propia novela. Este recurso quijotesco (en el Quijote también aparecen personajes que han leído la novela y que reconocen al protagonista, como en Valeria) da, por un lado, una pátina de credibilidad y de realidad a la saga y, por otro, crea situaciones cómicas que le sientan muy bien al conjunto de la obra.
   En definitiva, más humor, más amor y más Valeria. ¿Qué más se puede pedir?
   Nos seguimos leyendo.
   Incluyo este libro en los siguientes retos:
  • Reto100 libros: 74/100 
  • Reto Encuentra al personaje: 30/36
 
Otras reseñas de la saga:
 El Reto Encuentra al Personaje pide que busquemos un personaje que se maquille y me pareció fácil encontrarlo en una saga en la que la imagen exterior pesa tanto. Pero, fíjate por dónde, se habla más de desmaquillar que de maquillar. Se supone que para que ocurra lo primero ha de suceder lo segundo pero la verdad es que no he dado en esta entrega con ninguna escena en la que se describa el acto de maquillarse en sí. Lo máximo que he encontrado es esto:
 Abrí el grifo del agua fría, me mojé la cara y la nuca y después me arreglé el maquillaje y los chorretones de rímel que tenía bajo los ojos (capítulo 30).

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