Revista Cocina

VALLE DEL DOURO, un viaje extraordinario

Por Rumbovino @rumbovino
Volver a las raíces del blog es en cierta forma volver a nacer. Retomar los comienzos de cuando pateábamos paisajes de viñedos y bodegas allá donde estuviesen, para luego contar nuestra experiencia. Esos fueron los primeros pasos de Rumbovino. Hoy volvemos a hacerlo.
Para ello cumplimos con una materia pendiente que teníamos de hace mucho tiempo. Organizamos un viaje por VALLE DEL ALTO DOURO en Portugal, un paraíso para los amantes del vino, que creo que debería ser de visita obligatoria para todos los que amamos y disfrutamos de esta bebida milenaria.
Ni Borgoña, Burdeos, Rioja o el Ródano. El Alto Douro Viñateiro, declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO en el año 2001, te deja sin aliento desde el preciso instante en que tus pupilas toman contacto visual con ese impresionante monumento cultural creado por la mano del hombre a lo largo de dos mil años, sobre las laderas de las sierras que acompañan al río Duero en su paso por el nordeste de Portugal de camino hacia el mar.
Allí nos fuimos a retomar nuestros comienzos.
Organizamos la ruta, enviamos correos a unas cuantas bodegas y viticultores, concertamos algunas visitas e hicimos base en Vila Real, desde donde nos movimos a diferentes destinos durante los 4 días que pasamos en la región haciendo turismo y enoturismo.
En esta primera nota quiero dejarles solo unas pinceladas del viaje a una de las regiones vitivinícolas más antiguas del mundo. Pero considero que debo empezar por el principio así que a mi forma les contaré sobre el origen y el porqué de los viñedos del Alto Douro.
Como sucede con muchas de las cosas relacionadas con el mundo del vino y el cultivo de la vid, hay que dar gracias a los romanos. Es que de no ser por los ellos, que obligaban a beber 2 litros de vino diario a los esclavos y 4 litros a los soldados - más 3 litros antes de la batalla- seguro que no hubiesen tenido que buscarse la vida para producir tanto vino allá donde llegaran y hoy no podríamos disfrutar de este verdadero espectáculo creado a través de la construcción de miles y miles de hectáreas sostenidas en socalcos (muros de piedra) sobre las laderas del Alto Duero, transformando una tierra estéril en rica y productiva. Los lagares más antiguos encontrados en la zona datan del siglo I DC.
Cuenta le leyenda que Julio Cesar no bebía vino tinto porque no quería ensuciarse la barba. Aunque en realidad se sabe que no se la ensuciaba porque los romanos solo sabían elaborar vino blanco. O eso se dice al menos. Quién sabe. Siempre hay más de una verdad detrás de cada historia.
Les dejamos unas fotos de lo que vivimos y en breves les contamos lo que visitamos, vimos y bebimos. 

VALLE DEL DOURO, un viaje extraordinario

Socalcos típicos del Alto Douro


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Barcas de paseo por el Duero. Salidas desde Pinhao. Recomendable y a buen precio.

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Vista del santuario de Lámego. El pueblo con más monumentos por metro cuadro. Visita indispensable. 

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Camino por la N108 desde Mesao Frio a Peso da Régua



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Amarante, visita indispensable en la zona. hermoso pueblo junto al río Támega



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