Luis Miguel Parrado. Los Caminos del Toro.
Vamos, por un momento, a cerrar los ojos, dejar la mente en blanco y pensar como un taurino más de esos que con su palabreo emperejilado y sus buenas maneras tienen la Tauromaquia como un solar. Vamos a obviar lo evidente, a simular que esto de los toros, con sus cientos de años de Historia, lo podemos cambiar de un rato para otro, según nos salga de los colindrones. ¿Que tenemos que bajar al bar sin tema de conversación para los amiguetes? Pues nos inventamos qué se yo, que los Victorinos son grises y tobilleros porque vienen del rinoceronte africano, y no del toro, o que los Miuras tienen esa variedad de pelo porque Eduardo y Antonio, mueco mediante, les hacen la permanente. Si la historia hay que cambiarla, se cambia, y punto. Todo sea por taurinear.
Por seguirles el rollo a esta gente vamos a dejar a un lado que Juan Pedro Domecq y Díez, fue dueño del encaste, de ahí que Juan Pedro Domecq Solís tenga secuestrado el hierro del Duque de Veragua, que en principio se creó para bautizar toros y que ahora se utiliza para tatuar borregos. El progenitor de la estirpe bodeguera vendió a Don José Enrique Calderón lotes puros de Veragua, amén de otros conformados con sangre 75% Veragua, 25% Tamarón. Don Tomás Prieto de la Cal -padre, se entiende- compra para formar su ganadería reses de la esposa de Marcial Lalanda, Doña Emilia Mejía, con sangre de Miura y Parladé y sementales de Tamarón. Todo esto es eliminado para comprar lo puro de Don José Enrique Calderón, que recordamos, antes se lo compró a Don Juan Pedro Domecq y Díez. Más tarde llegaría Tomás Prieto de la Cal hijo, y hasta hoy... Y que dure...
Ha habido momentos en la ganadería veragüeña en que se han hecho experimentos, y nunca se ha negado. Sementales de Torrestrella y de la rama Domecq han padreado alguna vez, sin llegar a ligar nunca. Así, toda la descendencia fue sacrificada, sin llegar a saltar ningún producto de estos cruces nunca a ninguna plaza. Repito, desde la Ruiza nunca se han negado estos cruces de laboratorio, buscando renovar la sangre, nunca sacrificar la particularidad del encaste en pos de agradar a las figuras.
Siguiendo la tónica del post, en la que se persigue seguirles la corriente a ver dónde nos llevan, vamos a darle cancha a un cartelito de mano de hace 22 años, de la feria de Jaén, que curiosamente, no coincide con la cartelería pegada en los muros, que anuncia lo de Prieto de la Cal como de origen Torrestrella, no Juan Pedro. O sea, que hasta el que hizo los carteles no tenía claro lo que había que poner. Creo que ha quedado bastante claro por lo leído por ahí que mientras haya cartelito mojonero las pruebas y análisis del ácido desoxirribunocleico -ADN-, que como todo el mundo sabe es un estudio confuso, cosa de brujas y alquimistas, quedan en suspenso. De nada vale que en uno de los cajones de la Unión de Criadores de Toros de Lidia haya un estudio genético, firmado por Doctores en Biología, que demuestra que lo de Tomás Prieto de la Cal es Veragua puro.
Luego que vengan a llorar con que hay que renovar el sarao, abrirse a las nuevas tecnologías y acoplarse al nuevo siglo mientras para defender el núcleo de una tauromaquia emputecida, como es lo Domecq, no dudan en poner en entredicho a toda la Ingeniería Genética con un dudoso cartel del año de la Tana.
Me hace gracia comprobar también, como para ser una novillada origen Juan Pedro Domecq, las figuras de la novillería de entonces, como eran Jesulín de Ubrique, Finito de Córdoba y Enrique Ponce se pasan a la de Peralta, mientras el festejo de la discordia se queda en manos del Nete, Juan Carlos García y el Andujano. Esa historia ya me la sé porque la he visto muchas veces.
El caso es que vamos a olvidar todo esto y se les dá la razón: la ganadería de Prieto de la Cal contiene sangre de Domecq, vía Algarra, Torrestrella y no se cuántas cosas más. De acuerdo, para ustedes la perra gorda.
Ahora, conociendo ya lo que es esta ganadería onubense, que por lo que se ve nos ha estado tomando el pelo a todos, me gustaría lanzar el guante al ciprés pétreo de Galapagar, que anda mirando y remirando cuvillos para el día que vuelva, si es que vuelve. Al Juli, Morante y Manzanares, que hicieron el ridículo anunciándose con una birria de Zalduendo por San Miguel y que han hecho la gesta de anunciarse otra vez por Resurrección, en lo que se podría catalogar como corrida del Domingo del Perdón, con toretes de Daniel Ruíz. A todos ellos, y a algunos más, decirles que ahí tenéis otra ganadería de Domecq más, de las que tanto os gustan, para hacer el arte, sentirse torero y cortar orejas a diestro y siniestro. Venga, valientes. Que también estos vienen de lo Domecq...
Cuvillo. Picotazo. José Tomás. Granada. Foto: Ideal.es
Prieto de la Cal. Seis Puyazos. Serafín Marín. Zaragoza. Foto: Sánchez Mejías.