Un amigo una vez me dijo que la mascota favorita de la humanidad es el chivo, concretamente el chivo expiatorio. Le tenemos un cariño especial porque pase lo que pase, siempre podemos culparle a él de todo lo malo que ha pasado, nos va a pasar o está pasando. Con un simple gesto, desviamos toda la culpa al pobre bicho y uno se queda más ancho que largo. La afición por esta mascota no entiende clases sociales, ni de cultura ni de áreas profesionales, es un animal en alza, tanto que estoy por lanzar un proyecto de franquicia para estos mamíferos artiodáctilos .
Cuando éramos más jóvenes no entregábamos los deberes porque el perro se los había comido, de adolescentes llegábamos tarde a las citas porque se le había pinchado una rueda al tren y de adultos, la gama de excusas crece de forma exponencial, tanto que podríamos crear una Wikipedia para estos menesteres.
Puedo entender que ocurran errores, un proveedor que no ha respetado el presupuesto o las fechas de entrega, una avería inesperada. Pero esto no quita que hemos de ser responsables de nuestra propia vida y de como construimos nuestras relaciones y proyectos.
Si trabajamos con gente, tenemos que saber como son y como se comportan. Si son los que no respetan las fechas límite, o los estás apretando todos los días, o manejas dos fechas, la que tu realmente necesitas y la que le presentas al proveedor. Si sabes que en el bar ponen el café con leche ardiendo, se listo y pídelo con la leche fría y no esperes a quemarte los morros y acordarte de Santa Bárbara cuando truena.
Cualquier situación tiene palancas para cambiarla de forma tal que no se convierta en un error, hay que sabe anticiparse a los hechos, saber leer los datos y la realidad y reaccionar en consecuencia. No podemos estar excusándonos en la ineficacia de otros, que usualmente es más una forma distinta de entender la realidad, para culparles de nuestras propias omisiones.
Cuando necesitas una respuesta para hoy y es urgente, dilo, no intentes ser buena persona diciendo lo clásico de contéstame cuando puedas. Pero del mismo modo, no lo pidas todo como si el mundo se fuera a acabar mañana. Si te invitan a cenar y eres alérgico a la lactosa y te ponen canalones con bechamel, excúsate y no finjas, porque al final estarás toda la noche con el estómago bailando el mambo al son de los tambores.
Es importante ser honestos con los demás en cuanto lo que queremos y como lo queremos, y hacer lo posible para que nuestro mensaje llegue claro. Una vez realizado este paso, has de ser lo suficientemente inteligente para poder entender a la otra persona y saber de que manera nuestras necesidades pueden ser satisfechas. Se consciente de tu entorno y exige en en función de sus posibilidades.
Todo lo que se salga de aquí, es probable que acabe en un error o en un resultado que no nos gusta. Si no eres capaz de adaptarte a tu entorno, lo mejor es que trabajes solo porque por mucho que insistas, presiones y eleves la categoría de micro-management a arte, si le pides a un daltónico que te diseñe algo con rojos y verdes, lo más probable es que acabe en desastre.
Película: The Shawshank Redemption
Esto es un resumen del artículo Vamos a culpar a alguien escrito para Exelisis. Visita la web para más información y compártelo si crees que es interesante.