Todo comenzó por una chaqueta vaquera muy indi.
Tenía la piel pálida y sonrojaba de vergüenza a la Luna
con el mismísimo color rojo que adornaba sus labios.
Las curvas de su espalda blanca como la nieve
eran el vértigo de mis dedos.
Su cuello fino, encerrado en un choker,
pedía a gritos sordos ser liberado a mordiscos.
Las sombras jugaban entre sus piernas
medio ocultas por las malditas sábanas.
Pequeños lunares formaban constelaciones en su cuerpo
que eran paradas obligadas para mi lengua.
En carmín dibujó con sus labios mi… pecho
y con sus uñas hizo jirones mi espalda.
Sus gemidos me dejaron sordo
y me hicieron odiar el poder de su voz.
Desayunaba café (con leche) después de una noche
haciendo un trío con la locura,
sentada en la silla de mi terraza
encerrando el amanecer en su pelo.
Y tan solo llevaba un sujetador negro
y unos vaqueros raídos que abandonó mi ex
que le hacían un culo…
Que sólo podía ser producto de mis sueños.
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