Revista Toros

Váyase, señora Autoridad

Por Malagatoro

Autoridad

La Autoridad en Málaga. Los presidentes Ana María Romero e Ildefonso Dell’Olmo y la Delegada del gobierno de la Junta en Málaga, Remedios Martel

Váyase, señora Autoridad

Artículo de Juan Ortega en YMALAGA.com

La autoridad está presente históricamente en la fiesta de los toros para hacerse cargo del orden público, evitando los seculares motines que tuvieron finales civilmente inadmisibles.

Generalmente, las causas de tales desaguisados eran los comportamientos irregulares y los abusos, tanto por parte de los organizadores de los festejos como de los intervinientes. La presencia de la autoridad corría pareja a los tiempos en que, por las calles, medían la densidad de la leche por si los lecheros la habían bautizado.

Hoy recae sobre la autoridad el control de la fiesta y de sus requerimientos mínimos a fin de que la leche sea leche. Y lo consigue. La fiesta es la leche.

Los empresarios, de la mano de apoderados y toreros, abusan en la presentación del ganado: una parte del salario va en especie, mejor dicho, en contra de la especie brava, porque el toro chico y afeitado hace flaco favor a la especie bovina.

A partir de ahí se suceden pasos de teatro cómico: que si los equipos presidenciales van al campo, que si los toros embisten más así, que si esto es lo que hay, que cómo vamos a suspender, que si sería un escándalo...

Si la situación se endurece, el escándalo soto voce, también. Los presidentes llaman a los delegados del gobierno para inquirir discretamente si los sostienen. Las figuras toreras o sus representantes tiran asimismo de móvil para ver si sus amigos políticos les pueden dar un prudente aviso al presidente o al delegado.

Debería entenderse que la autoridad poco tiene que enzarzarse en estos vodeviles: se reconocen los toros, si son aptos se sortea y si, a las 12 no hay toros, se suspende.

Debería entenderse que los veterinarios son los peritos y, como tales, sus informes, vinculantes. El reglamento hace aguas permitiendo al presidente recuperar reses rechazadas por los expertos.

Resultado: el que conocemos. 50% de los toros reconocidos rechazados, y, lo peor, 50% de los toros salidos al ruedo debiendo haber sido rechazados. Una corrida suspendida y los gritos de plaza de primera y toros de tercera en los tendidos. Lo bueno es que ya no se quema la plaza ni los espectadores se echan al ruedo a acabar con el toro.

La autoridad moderna, la que pagamos nosotros, mantiene sesudas reuniones, fruto de las cuales ha sido destituir a los alguacilillos por haber sido sorprendidos en el incalificable acto de lidiar un bocata de infame chorizo, que el puntillero de la plaza sea el encargado de cortar los trofeos, que se embarque con rapidez a los toros desechados...

Señora Autoridad: si no se ataja el espectáculo cómico de los corrales, el de la tarde se convierte en toreo bufo con la vis trágica de que un toro bufo todavía es capaz de llevarse una vida prendida de sus astas.

Señora Autoridad: estando así las cosas ¿cómo se le ocurre fijar su atención en aspectos secundarios?

Señora Autoridad: para esto, no.

Váyase, señora Autoridad, que el ladrón no necesita que usted le sujete la porra.

Esto es Málaga. Escribo aquí. Nada hay más universal que lo más local.

PD: Para información relacionada con este artículo:http://malagatoro.blogspot.com/2011/07/mayor-exigencia-presidencial-la-empresa.html


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