Velandia y la tigra - Oh, Porno!De un país del que nos llega cocaína viene esta banda. Poco, casi nada es lo que tengo así en mente de rock colombiano. Revisando por internet salió aterciopelados, pero nada, ¿quién se acuerda de esos? Salsa, siempre salsa, género que además no es nativo, si no neoyorkino. Y además la salsa linda lo insoportable. La nostalgia no ayuda y un montón de colombianos ebrios puede ser la tortura interminable para alguien que no es de su país. Pasan los temas, uno tras otro, todos bailables, festejantes, con la vena, la sangre y la violencia a flor de piel. Sonido bestial, además del nombre de un pegadizo tema podría describir algo espiritual que les pasa a los colombianos con su ritmo popular. Después está el tropi-pop, invento descabellado y torturante del que florecen los Juanes y las Shakiras del mundo. Pareciera que Colombia quiere lastimar los oidos de los otros paises.Pero después, y vaya uno a saber porque, existen bandas como esta. Velandia y la tigra, además de tener un gran nombre, se para desde el continente Sumo, haciendo base en lo recitadísimo, en lo en exceso poético del más asociativo Morrison para bullir cual caldo radiactivo y embrujado. A motor de pura música de la cual nunca se entiende si quiere ser funk, jazz ultraintenso, o pura melodia de líquida psicodelia. En Compadre la repetición, el reordenamiento de los factores (que si/no altera el producto) hace del estribillo pura felicidad rockera y buenaonda. Naranjas en poco, en pequeño se va perfilando épica desértica, western sonoro de lisergica lírica y delirante narrativa. La historia de un encendedor y de una mujer se detiene, y deja que la música termine, dejando un silencio que parece ser el primer segundo de inmovilidad antes de una inmensa caida, pero que no; que frena solo para volver a empezar, para ir sumando de a poco instrumentos que van dándole carne a un relato de sexo y ruta. Y la explosión, que parecía necesaria, obvia, se hace esperar hasta recién la próxima canción.Esa próxima canción NO es Tons Que, tema previo, intenso, divertidísimo, colombianísimo cover de So What? de Miles Davis. Esta pequeña mención espera dar una ideal fiel, perfilar un sistema de referencias que no alcanza a clausurar las dimensiones y las extensiones a las que llega esta pequeña gran banda.Como nota final me gustaría mencionar: lo hermosa de las bandas pequeñas es la experiencia de verlos en vivo. Hace poco más de una semana Velandia y la tigra realizó su última presentación en buenos aires, en un bar de mala muerte en pleno centro. A razón de 15 pesos la entrada (algo así como 3 dólares con 80 centavos) y como dos horas de espera por sobre el horario anunciado, comenzo un LARGO recital, intenso, demente, drogadicto, de frescura, vitalidad, diversión y amor por la música. Y como fantástica nota final, cuando no tenía plata para comprar el disco que el cantante de la banda me vino a ofrecer, Edson Velandia (guitarrista, voz y compositor de la banda) me lo regaló... Me lo puso en la mano y diciendome algo que no me acuerdo pero que en espíritu era como "bueno, si no lo podés pagar llevatelo gratis" me dejo para seguir dando vueltas a ver si alguien más lo quería comprar. Si su música no fuera en exceso interesante, está sería ya suficiente razón para darles una oportunidad. Por suerte la demagogia viene respaldada por un disco fantástico de un país que al fin esta moviendose, explotandose en magníficas nuevas direcciones musicales.
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