Hoy me gustaría inaugurar la entrada de Serralco en el 2016 hablando de las inmovilizaciones a raíz de un tweet de hace dos años que tuvo gran éxito, y que me hizo reflexionar sobre la importancia de estas técnicas empleadas tanto a nivel profesional como doméstico.
¿Y si te digo que, tras sufrir una #fractura, podrás ducharte sin cubrir la #escayola? #CORTEX http://t.co/PTtXaQjDZk pic.twitter.com/8ubSKWOTbC
— Diana Serrano (@Serralco) Mayo 28, 2014
¿A quién no le han hecho un vendaje en casa cuando se ha torcido un tobillo, o no le han sujetado un apósito con ellos? Los vendajes tienen una gran cantidad de usos posibles, que van a depender de cómo sean aplicados y con qué tipo de materiales.
Y desde luego no son algo novedoso, pues se remontan a épocas como el antiguo Egipto (ahí tenemos a las momias de los faraones, tan bien conservados como ejemplo), Babilonia (con el cirujano Arad – Manai), o la Grecia clásica (Hipócrates también los empleaba).
Pero volvamos a nuestro tiempo. Es muy importante que antes de vendar, sepamos porqué y para qué lo estamos haciendo ya que un vendaje mal aplicado puede lesionar en vez de curar. Entonces averigüemos a continuación qué son y qué utilidad tienen los vendajes.
La medicina define “vendaje” aquel procedimiento o técnica consistente en envolver una parte del cuerpo lesionada por distintas causas que aportará alivio al sujeto y además actuará como cubierta protectora de la herida. Es llevado a cabo generalmente por personal de enfermería y técnicos sanitarios, por lo que ambos estamentos sanitarios deberíamos conocer sobradamente sus indicaciones y contraindicaciones. No obstante cualquiera puede llevarlo a cabo si tiene en cuenta una serie de consideraciones que veremos más adelante.
En rasgos generales, los vendajes pueden ser empleados para:
Fijar gasas y apósitos: para zonas corporales donde no podamos aplicar un apósito adhesivo. También se pueden emplear el tejido del vendaje como medio de administración medicamentosa impregnando las fibras sobre la superficie de la herida (absorción tópica).
Limitar la movilidad de una zona corporal determinada: para facilitar su curación. Se emplearía en los siguientes casos:
- Contusión: entendida como lesión que se produce por el impacto de una fuerza externa sin llegar a crear solución de continuidad (la piel permanece intacta). Ojo, no debemos confundir el término contusión con concusión o pérdida de la consciencia secundaria a un TCE (traumatismo craneoencefálico) leve. En función de su gravedad se puede clasificar en:
- Simple: eritema cutáneo – rojez
- Primer grado: equimosis – cardenal
- Segundo grado: hematoma con inflamación local
- Tercer grado: afectación de estructuras profundas, a veces con resultado de necrosis o muerte tisular.
- Esguince: lesión que afecta a los ligamentos, como consecuencia de una sobretensión y/o rotura. Se dividen en tres categorías:
- Grado I: distensión ligamentosa
- Grado II: rotura parcial
- Grado III: rotura total
- Luxación: separación anormal de ambos extremos de una articulación a consecuencia de la acción de una fuerza intensa ejercida sobre ella. Sus efectos suelen afectar a los ligamentos y la cápside articular.
- Fractura-Luxación: luxación en la que se produce la rotura de los segmentos óseos relacionados con la articulación.
- Fracturas: se inmovilizará de manera rutinaria las fracturas no desplazadas de costillas y huesos pequeños de miembros distales (manos y pies) y en casos de emergencia como inmovilización provisional de fracturas mayores hasta poder recibir una asistencia más adecuada.
Compresión de una parte del cuerpo: para detener hemorragias capilares (sangrado en sábana, fácil resolución), venosas (sangrado continuo de color rojo oscuro – poca oxigenación) y arteriales (sangrado pulsátil, color rojo brillante), esta última puede requerir además de compresión bimanual para detenerla completamente. También es muy útil para prevenir hematomas tras un desprendimiento tisular, reabsorber edemas o para fijar un injerto cutáneo.
Efecto sostén: evitan que vísceras abdominales salgan a través de una hernia localizada en la pared muscular abdominal. Actúa como si de una faja se tratara.
Favorecer el retorno venoso: mejoran la circulación periférica venosa en casos de insuficiencia circulatoria periférica, evitando que se produzcan episodios de trombosis venosa profunda (TVP) y tromboembolismo pulmonar (TEP). También son útiles para provocar episodios de isquemia transitoria en intervenciones de miembros, ya que de esta manera se disminuye el sangrado derivado del procedimiento.
Moldear áreas corporales: generalmente muñones que deben encajar en el extremo de sus prótesis.
Fijar dispositivos externos a la piel: por ejemplo, para sujetar tracciones blandas al miembro afectado.
Proteger la piel: generalmente para evitar roces, aliviar una presión mantenida o aislar la zona de nuevos traumatismos. Incluso como paso previo a otros vendajes que podrían dañar la piel, al emplear yeso cuando aplicamos una férula (parcial o total).
Una vez identificado el paciente susceptible de necesitar un vendaje, vamos a ver justo la situación contraria
¿Cuándo no se debe aplicar un vendaje?
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Pues bien, cada situación es única, y así debe valorarse, pues todos sabemos que la medicina no es una ciencia exacta, y lo que puede ir de perlas a un paciente, en otro puede resultar catastrófico. Sin embargo sí podemos delimitar unas situaciones en las que el uso de vendaje queda casi totalmente descartado.
- Alergia a los materiales
- Desconocimiento de la patología del paciente
- Desconocimiento del correcto desarrollo de la técnica a aplicar
Más adelante veremos que existen unas contraindicaciones específicas para un tipo en concreto de vendajes: los funcionales.
Todos sabemos que casi cualquier técnica que apliquemos a un paciente es susceptible de tener una evolución no deseada, bien por mala fortuna, mala praxis o cuidados negligentes.
¿Qué complicaciones potenciales pueden presentar entonces los vendajes?
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- Flictemas: generados por el roce del vendaje por la presencia de arrugas y pliegues. También pueden aparecer si se aprieta demasiado.
- Compresión excesiva: que puede resultar en dolor, parestesias, anoxia, edema distal en miembros, escaras necróticas (menos común en vendajes blandos) y, la más grave de todas, el síndrome compartimental
. Un síndrome compartimental ocurre como consecuencia de un aumento en la presión del compartimento fascial de un miembro. La fascia es la capa de tejido conjuntivo que envuelve al músculo, y forma una bolsa cerrada que le envuelve junto con el paquete vasculonervioso. Es rígida, por lo que si se produce un aumento de presión dentro de la fascia, esta comprimirá los vasos y nervios produciendo una situación de isquemia, que de ser agravada en el tiempo puede desembocar en una necrosis del tejido.
Para evitar esta situación de anoxia se deberá prestar cuidado al realizar los vendajes de cuello y tórax, especialmente en niños y ancianos vulnerables (debido a que su musculatura torácica es más débil). - Rigidez articular: aunque suele ser transitoria, se da especialmente en mayores de 40 años en los que se ha mantenido durante demasiado tiempo un mismo vendaje.
- Ocultamiento o maceración de heridas: se puede evitar revisando periódicamente el vendaje donde se sospeche que haya una herida y aplicando apósitos para reducir la inflamación y/o infección de la misma.
- Romper la posición anatómica: que se traduce en una interrupción de la funcionalidad del miembro afectado.
- Incumplimiento de la función para la que habían sido realizados: se deberá evaluar periódicamente la evolución del paciente para valorar si es necesario o no mantener el vendaje.
Ahora me gustaría continuar hablando de los materiales que podemos utilizar para realizar los vendajes, pero creo que ya me he extendido demasiado en este post, así que no te pierdas todo sobre materiales y tipos de vendajes en el próximo, ¡Nos vemos!
Bibliografía:
- Rodríguez Orellana, S; Banderas de las Heras, B; Pendón Nieto, M. E. Manual de enfermería en vendajes. Págs.: 8-9. Consultado el día 21 de diciembre 2015. Disponible en: http://www.todoenfermeria.es/inicio/libros/MANUAL_DE_ENFERMERIA_EN_VENDAJES.pdf
- Medina Cabrera, R; Ruiz Caballero, J. A; Brito Ojeda, E; Jiménez Díaz, J. F.Tratamiento ortopédico general. Vendajes e Inmovilizaciones. XXIV Jornadas canarias de traumatología y cirugía ortopédica. Canarias 2010. Págs: 117-120.
- Contreras, G; Miralles García, M. D; Serrano Martínez, F. J; Garrido Miranda, J. M. Manual práctico de vendaje terapéutico y funcional. Formación continuada Logoss. 2008. Cap 2. Págs: 31-41.
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