El gobierno chavista de Venezuela, con su dictador Nicolás Maduro a la cabeza, continúa arengándole al pueblo con el mismo ímpetu populista como si fuera el primer día, cuando en realidad llevan en el poder más de una década.
Venezuela corre el mismo destino de Cuba, donde –casi sesenta años después– continúan pidiendo el mismo sacrificio a tres generaciones de victimas que –obligadas o por temores– fingieron ser revolucionarias y han soportado a la dictadura.
Es una lástima que un país con grandes recursos naturales, hoy sea una economía maltrecha y devastada. Maduro, al frente del desastre, destruye el país a semejanza de sí mismo, que carece de personalidad, inteligencia y sentido común.
Si pensó que manejar un país era como guiar un ómnibus, debe haber comprendido ya que son asuntos muy diferentes.
Ángel Santiesteban-Prats
14 de abril de 2015
Prisión Unidad de Guardafronteras
La Habana