En la previa de las Eliminatorias anticipábamos que las Sudamericanas eran las más difíciles y competitivas del planeta. Hoy, luego de la finalización del histórico triunfo de Venezuela sobre Argentina, no hacemos más que sostener nuestra teoría y revalidarla desde los números: ningún equipo de los que obtuvieron una victoria en su primera presentación como local, pudo ganar en su encuentro como visitante.
La Selección de Sabella no fue la excepción y se llevó un mal trago en su visita a Puerto La Cruz. En un partido que le fue favorable únicamente en los primeros 15 minutos, donde logró plasmar su idea de tenencia de pelota y proyección de los laterales/volantes, el conjunto albiceleste fue una sombra con respecto al debut. No hubo una conexión entre los mediocampistas y los delanteros. José Sosa, de correcta actuación contra Chile y encargado de hacer esa transición, quedó en deuda con el técnico que depositó mucha confianza en él. No pudo asociarse con Messi ni con los extremos y cayó en el traslado intrascendente.
La contundencia tampoco estuvo presente. De hecho, para encontrarse con una jugada neta de peligro hay que trasladarse a esa primera parte, cuando Renny Vega resolvió de manera precisa un remate de Higuaín tras pared con Sosa.
El punto más flojo estuvo en la línea defensiva. Lejos de aportar seguridad, la acumulación de jugadores en el fondo trajo más dudas que certezas. Demichelis y Otamendi no brindaron seguridad en ningún momento y cometieron reiteradas faltas de espaldas a sus marcadores. Los rechazos cortos y las imprecisiones al momento de salir jugando desde el fondo también quedaron en el debe.
Destacable también el pobre rendimiento de Marcos Rojo que, luego de un promisiorio arranque, tuvo su minuto fatal en la previa del gol venezolano. Perdió la pelota frente a César Gonzalez, le cometió falta, fue amonestado, no jugará ante Bolivia por ser ver la segunda amarilla y, para colmo, se distrajo ante Amorebieta, que lo anticipó y marcó el único tanto del encuentro. Ya con el resultado en contra, Sabella debió mover el banco con anterioridad. Pastore y Palacio sobretodo le otorgaron frescura a un ataque que estaba solidificado y carecía de sorpresa.
Lo que más sobresalió de la Argentina fue, sin dudas, la actuación de Mariano Andujar. El ex arquero de Estudiantes fue trascendental para que el resultado no fuera más abultado. Rechazó bárbaro dos tiros libres de Arango, un remate de Feltscher y otro de Rondón que hubiesen dejado aún más expuestas las falencias del conjunto nacional.
No obstante, cuando debemos explicar porqué Argentina perdió, debemos hacer hincapié en un partido casi perfecto de los dirigidos por César Farías. Un DT que, sabiendo el fixture y conociendo la importancia que tiene (y tendrá de acá en adelante) sumar en sus enfrentamientos como local, reservó a casi todo su once titular para éste partido. De esta manera ingresaron jugadores como el “Maestrico” Gonzalez, Arango, Rincón y Rondón que fueron baluartes esenciales en el ataque venezolano.
A partir de la presión, y la clausura de los espacios, Venezuela recuperó la pelota y no dejó jugar tranquilo al tridente ofensivo argentino. Provocó los errores y los capitalizó. Messi casi que no remató al arco y fue cortado con falta cada vez que recibió el balón; Higuaín no encontró su lugar y no tuvo casi ninguna asistencia por parte de sus compañeros; Di María, por su parte, tuvo que cerrarse para tocar la pelota, liberando la banda que es donde mejor se mueve.
La Selección de Venezuela tuvo su actuación más destacada. Fue mérito puro y exclusivo del local que venció al gigante en el patio de su casa. Falta casi un año para el próximo encuentro por Eliminatorias que será en noviembre de 2012. A la larga, éste encuentro que quedará en la historia del fútbol vinotinto, será seguramente una simple anécdota para nuestra selección.
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