Aprovecho estos días para avanzar por la trilogía de novelas sobre Martín Ojo de Plata y me adentro en Venganza en Sevilla, que supone un cambio de escenario para el joven Martín Nevares (y para Catalina Solís), que deberá desplazarse hasta España para intentar liberar a su padre, que ha sido apresado por los hermanos Curvo. Este viaje inesperado y agónico conducirá al personaje protagonista a un compromiso: ir matando, uno por uno, a los cinco hermanos que han dibujado la desgracia de su familia adoptiva. Y lo hará, como irá comprobando el lector, de un modo ingenioso, audaz, que Matilde Asensi teje con habilidad arañesca. Ese proceso, con sus mil matices, añagazas y sorpresas, mantiene el ritmo de la novela con notable éxito, gracias a la sabia mezcla de humor, aventuras, música, erotismo y lujo, que enriquece el texto de principio a fin.
Y es que, sí, la obra es un canto a la literatura de evasión; pero, al mismo tiempo, la escritora alicantina la construye con un descomunal esfuerzo de ambientación, que nos sitúa en la época (trajes, usos palaciegos, comidas, rituales sociales, tejemanejes de los poderosos, debilidad económica de la monarquía) con eficaces resultados. Muy vigorosa (y muy creíble) resulta también la doble caracterización del personaje protagonista, ora el intrépido Martín Nevares ora la discreta y elegante Catalina Solís. Y tal juego doble, que con facilidad podría haberse deslizado hacia los taludes del esperpento o la incredulidad, se ejecuta aquí con admirable vuelo.
Quien quiera disfrutar de una narración fascinante y, a la vez, enterarse de la textura pútrida del siglo XVII español (cuajado de nobles rapaces, mercaderes sin escrúpulos, reyes débiles y un pueblo que chapotea en la pobreza más absoluta), haría muy bien en explorar las páginas de esta novela.