Revista Regiones del Mundo

Veracruz y sus raíces totonacas

Por Elainn

Para mi viaje a Veracruz ya había comprado previamente mi pasaje por ADO (te hacen un descuento si lo comprás antes). Fui en taxi a TAPO, la Terminal del Oriente, porque no conocía esa terminal y andaba cargada con una valija bastante grande ($180MXN).

No recuerdo si lo conté antes pero tengan en cuenta que la ciudad de México tiene cuatro terminales de ómnibus: la Terminal del Sur o Tasqueña (generalmente con destinos al sur de la ciudad), la Terminal del Oriente o TAPO (sur y sudeste del país), la Terminal Central del Norte y la Terminal del Poniente que jamás he pisado.

Si no quieren ir a TAPO en taxi, pueden ir con la línea 1 del metro (estación San Lázaro) o con el Metrobús. El Metrobús consiste en buses grandes que tienen su propio carril y se manejan con una tarjeta como la SUBE. La línea 4, por ejemplo, es la que va del aeropuerto a San Lázaro (TAPO) y al centro (yo podría haberla tomado de tener la tarjeta). La tarjeta se puede comprar en supermercados Eleven, Farmacias del Ahorro,  máquinas MB, etc. Hay máquinas en las dos terminales del aeropuerto para comprar y recargar (terminal 1 entre puertas 6 y 7, terminal 2 frente a salida de taxis).

Bueno, salimos y nos envolvió una niebla muy espesa, casi irreal. Llegamos a Veracruz con mucho viento. Mi hotel estaba a una cuadra de la terminal así que nada de taxis ahí.

Veracruz y sus raíces totonacas

Me alojé en el hotel Nû y me gustó mucho pese a no ofrecer desayuno. La habitación era amplia y muy limpia, con wifi gratuito, aire acondicionado que no llegué a usar, televisor con cable, ducha con agua caliente. En los pasillos había dispensers con agua fría y caliente y en planta baja está el restaurant que posee buenos precios. En el primer piso hay una pequeña piscina. Está a tres cuadras de un supermercado grande y a unas nueve de la playa. También hay un Oxxo y varias farmacias a metros. Para ir al centro pueden tomar un colectivo que para en la esquina.

Ese día terminé de organizar los tours que había reservado y cené pescado a la veracruzana en el hotel (le quitaron el picante a mi pedido).

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Al otro día salí a recorrer Veracruz (justo había paro de colectivos así que tuve que caminar bastante). Fui primero hacia la playa que, como estaba nublado y frío, no se lució mucho. Caminé hasta el Acuario y de ahí al Baluarte de Santiago cuyo museo estaba cerrado por refacciones. Luego fui hasta el zócalo y el mercado de artesanías. Allí esperé el tranvía para visitar la Fortaleza de San Juan de Ulúa: $50MXN ida y vuelta. Como era domingo no nos cobraron la entrada y usamos ese dinero para pagarle a un guía del lugar.

La historia de la fortaleza, antaño en una isla y ahora en el puerto, es fascinante. Fue una de las peores cárceles (las celdas oscuras y húmedas dan escalofríos) con presos políticos como Benito Juarez y ladrones famosos como Chucho el Roto (una especie de Robin Hood a la mexicana). Dicen que hay fantasmas en la noche y podría creerlo. También fue sede del gobierno cuando Veracruz fue la capital del país. Vale la pena la visita.

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Había tanto viento que cuando volvimos me compré un par de medias porque tenía los pies helados. Del Mercado de Artesanías (que tiene remeras, adornos y café muy barato) fui a la Plaza Gastronómica (“plaza” se le llama en México a un shopping o mall, si bien en este caso era un humilde patio de comidas). Allí hay varios restaurantes que se pelean para tenerte como cliente. Busqué ofertas y me quedé en Parrillada Jarocha donde comí un delicioso pulpo al moho de ajo y jugo de horchata. La salsa “moho de ajo” es la que terminé repitiendo en todo el viaje ya que no tiene picante.

Todavía me quedaba tiempo pero hacía frío y no quería caminar de vuelta al hotel. En vez de un taxi decidí pasear un poco y me subí al Turibús. El recorrido no es muy largo pero conocí Boca del Río (la zona rica de Veracruz). Me bajé en el Acuario y caminé al hotel. Cené una empanada de pastor que compré al lado de la terminal.

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Al otro día salí en mi primer tour. Lo había reservado y pagado con Turismo Veracruz Aventura quienes me derivaron a Amphibian Tours. Absolutamente nada que reprochar. Fuimos solamente dos y el chofer (por casualidad el otro turista era también argentino: somos plaga). Era el tour a El Tajín, antigua capital de la cultura totonaca.

Salimos temprano y paramos primero en una procesadora de vainilla –Vanilla & Spices– ya que de la zona se exporta la mejor vainilla al mundo. No pensaba que iba a interesarme pero aprendí mucho. Todo es muy artesanal y cuidadoso. Probé helado de vainilla (pero de esencia natural, no artificial. ¡Nada que ver!) y litchi.

Por fin llegamos a Papantla y al sitio arqueológico de El Tajín. Antes de entrar vimos a los famosos voladores de Papantla que siguen una tradición prehispánica.

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Las ruinas son impresionantes, especialmente la Pirámide de los nichos que representa los días del año. La cultura totonaca alcanzó su esplendor entre los siglos IX y XIII dC y la ciudad del Dios del Trueno (cuya estatua aún es venerada en el sitio y, por tanto, no retirada a un museo) llegó a tener unos 20.000 habitantes. Fue la ciudad más importante de la región aunque ya estaba despoblada para el momento en que llegaron los españoles.

Los edificios cuentan con gran detalle en decoración, como grecas escalonadas, etc. Tienen que conocer Tajín si les interesa la arqueología o la historia prehispánica.

Tras el recorrido, comimos en uno de los restaurantes que hay cerca de la salida. Se llama Xanath. Yo pedí enchiladas de pollo con salsa de pipián (salsa basada en semillas de calabaza, tampoco es picante) y guarnición de arroz. Barato y algo diferente. Mi compañero de tour pidió conejo.

Como volvimos tarde, cené una ensalada de atún enlatada que compré en el OXXO.

También pueden ir a Tajín por su cuenta pero para eso les recomiendo pasar la noche en Papantla. Originalmente mi plan era ir de Ciudad de México a Papantla y de ahí a Veracruz. De Papantla hay colectivos que van al sitio arqueológico. Si quieren ir en el día desde Veracruz, tengan en cuenta que el viaje tarda unas cuatro o cinco horas así que vayan bien temprano.

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Al día siguiente salimos un poco más tarde. Primero fuimos a las ruinas de Quiahuiztlán, que fue otra ciudad totonaca. La verdad es que no sabía del sitio aunque en su tiempo llegó a tener 16.000 habitantes. El lugar se encuentra bajo el amparo del monumental Cerro de los Metates o Cerro Bernal, muy cerca de la costa. Es pequeño pero hay varias tumbas con forma de nichos, un juego de pelota y terrazas. Dicen que desde allí los totonacas vieron los barcos de Cortés asomarse más allá de las dunas. Fue en esta ciudad donde se oficializó la alianza entre españoles y totonacas permitiendo la conquista de México.

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Si quieren ir por libre desde Veracruz, deben tomar cualquier autobús que vaya por la ruta 180 hasta Poza Rica o Papantla. Tienen que bajarse en el camino a Playa Villa Rica y caminar hacia la izquierda (el oeste). Hay un cartel en la ruta. Deben caminar en subida casi  2km hasta la entrada. Pueden decirle al conductor que les avise (y si no conoce la zona arqueológica, díganle que los baje en el cruce a Villa Rica).

De allí fuimos al sitio arqueológico de Cempoala, en el pueblo de Zempoala (sí, uno es con “c” y el otro con “z”). Fue en Cempoala donde los totonacas recibieron a Cortés y sus hombres y les pidieron ayuda para escapar del yugo del imperio mexica o azteca que les exigía tributos de toda clase (incluyendo para sacrificios humanos). Los totonacas odiaban a muerte a los mexicas así se unieron a los españoles contra Moctezuma.

Se cree que probablemente el jefe totonaca le sirvió carne humana a Cortés ya que, en un principio, lo creyeron un dios. En su origen, el pozole (plato típico de la zona que no tuve ocasión de degustar porque no me gustan los caldos) se preparaba con carne humana. Asimismo en Cempoala, como en muchos otros lugares de Mesoamérica, se practicaba el canibalismo ritual. Cortés lo prohibió y de hecho allí se ofició la primera misa católica.

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Es interesante que el material principal utilizado para los edificios de Cempoala sea canto rodado, lo cual le da un aspecto muy especial. Creo que algo que nunca había visto es el Círculo de los Gladiadores frente al templo mayor.

Ir a Cempoala por cuenta propia es un poco más complicado ya que no hay buses directos al pueblo de Zempoala. Una opción es ir a José Cardel y de ahí tomar un taxi o un colectivo a Zempoala. Otra opción es tomar un bus a Poza Rica y pedir que te baje en el cruce de la 180 y la entrada a la ruta de Zempoala (hay un puente). Desde allí me dijeron que es posible tomar otro colectivo hasta el sitio arqueológico, a 11km. Hay varios negocios así que en caso extremo se puede pedir un taxi.

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Nosotros continuamos a La Antigua, donde se fundó la primera ciudad de Veracruz. Vimos la primera capilla de Nueva España: ermita del Rosario, con una base construida en 1523. Después fuimos hasta la plaza principal y hasta el solar donde estuvo la casa de Cortés y posteriormente la aduana. Ahora sólo quedan ruinas comidas por las raíces del amate (amo ese árbol).

Caminamos hasta una ceiba retorcida de más de 500 años que fue testigo de la conquista. Cruzamos el puente colgante sobre el río de La Antigua donde cuentan que los españoles llegaban en botes o canoas ya que los Bergantines no podían entrar. Hay artesanías y restaurantes. También es posible realizar un paseo en lancha por el río, pero me pareció caro para nosotros dos. La lancha cuesta $400MXN (media hora) y $700MXN (1 hora y media): entre varios es un regalo.

La Antigua es un rincón muy pintoresco, a punto de ser un pueblo fantasma debido a la devastación de la que fue víctima a causa del huracán Karl (2010).  No hay colectivos directos para ir desde Veracruz. Lo mejor es tomar un autobús a José Cardel o a Poza Rica, bajarse apenas se pasa el peaje (caseta) de La Antigua y caminar al poblado. La “Casa de Cortés” está a 1,3km de la ruta.

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Una vez que llegué de regreso a Veracruz, almorcé en Mariscos Tano, restaurant recomendado por el chofer del tour. Comí pescado al moho de ajo y plátano frito. Siempre que viajo a algún sitio donde el pescado está a un precio accesible y es fresco, pido pescado. Es algo que no puedo comer en Buenos Aires porque es caro y horrible.

Vi más artesanías y caminé por el malecón. Me tomé mi tiempo. Probé un helado en  ¡Pásele Güero, Güera! de Tropicolada y Nanche (una fruta originaria de México). No me convenció. Debí haber pedido otros gustos. Encima se burlaron porque creí que el “chamoy” era una fruta y no una salsa picante. No imaginaba un helado con chile.

Fui hasta la Playa Villa del Mar y ya con el atardecer sobre mí volví al hotel. Cené ahí mismo espagueti con salsa bolognesa. A veces extraño comer pasta. Dormí por última vez en el Nû hotel.

Mi últimas horas en Veracruz las aproveché yendo hacia la playa. Metí los pies en el agua y observé a las gaviotas. No quería comer mucho porque tenía un viaje por delante. Pedí una torta pibil (sandwich) en un OXXO frente a la playa. Me despedí del mar por un tiempo.

Hice el check out, fui a la terminal y esperé el micro que me llevaba al sur.

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Pendientes: aunque no creo que vuelva a Veracruz, me hubiera interesado conocer la Isla de los Sacrificios y Cancuncito (hay paseos en lancha pero el clima o el hecho de ir en invierno hizo que no viera posibilidad de realizarlo). También hay paseos en lancha por los manglares de Mandinga, snorkel en la Isla de Enmedio, cuatriciclos en las dunas de Chachalacas y rafting en Jalcomulco. 

Desde Veracruz se puede visitar Catemaco y los tuxtlas. Hay en Catemaco una isla de monos, una laguna que se puede recorrer en lancha, una cascada de 50mts, un hermoso malecón y una fábrica de puros en San Andrés.  Catemaco está a tres horas de Veracruz en autobús. En Xalapa, capital del estado, se encuentra el museo de antropología. A cinco minutos de la ciudad se encuentra Coatepec donde se puede visitar el museo del café. Un poco más lejos está el pueblo mágico de Xico. Xalapa se halla a dos horas de Veracruz. Asimismo a 1 hora está el pueblo de Alvarado. Allí se puede conocer la parroquia de San Cristobal, el malecón y disfrutar de su gastronomía. De Alvarado se puede ir al templo de la Virgen de la Candelaria en Tlacotalpan (a media hora) y caminar por su centro histórico. Tlacotalpan es un pueblo mágico, conocido como cuna del folklore veracruzano. Vi fotos de Tlacotalpan y me encantó. 

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DATOS:

  • El viaje de Ciudad de México a veracruz me costó $446MXN. Salí a las 10:30 de la mañana.
  • En la procesadora de Vainilla venden licor de vainilla (delicioso con leche condensada y hielo…¡también lo probé!, extracto orgánico de vainilla, semillas, etc. Está en el km50 de la ruta a Poza Rica.
  • Precio de los tours: como éramos sólo dos personas me costó $1495MXN la excursión a Tajín y $1050MXN a Cempoala, Quiahuiztlán y La Antigua (entradas incluidas). Puede abaratarse si son más personas.
  • Otro sitio para ver tours en veracruz es Tours & Tickets. El problema de reservar un tour en temporada baja es que se necesita un mínimo de dos personas. También pueden fijarse en Despegar.
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El Tajín


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