Parece que, por fin, el verano ha llegado para quedarse. Poco a poco las alergias primaverales se van diluyendo, los aires acondicionados empiezan a encenderse, muchos empiezan a concretar lo que serán sus vacaciones “de verano”, normalmente las más largas de todo el año. A mi antes me gustaba mucho la primavera, desde que padezco alergia me gusta menos y ansío casi con zozobra la llegada del verano. Sé que en breve me estaré quejando del calor asfixiante que suele asolar Madrid en el mes de Julio, de esa sequedad de su asfalto en los meses de estío, pero ahora estoy feliz de que su llegada no oficial.
Salir de casa en manga corta por la mañana es un lujo para los que nos gusta esta época del año. Llevo mucho mejor el calor que el frío, es lo que hay. Además en breve acaba el cole y con su fin, los deberes, los exámenes y los trabajos escolares. Deseandito estoy. A mucha gente le supone un trastorno logístico muy grande y lo entiendo, pero yo suspiro por que llegue el 20 de Junio. En mi casa estamos todos más relajados cuando no hay colegio, las obligaciones decaen sustancialmente.
Aunque mi situación descrita aquí no ha cambiado, ya tendré tiempo de quejarme, hoy estoy feliz de ver el buen día que hace y de haber dejado aparcados los estornudos alérgicos que me han tenido presa tantas semanas.