Revista Toros

Vergüenza torera

Por Malagatoro

Vergüenza torera

Salvador Vega dio ayer en la Malagueta una lección de honradez, humildad, profesionalidad y hombre de honor


Vergüenza torera
En un país donde nadie asume sus errores, donde los políticos cuanto más incompetentes y fracasados, más pecho sacan, ver a Salvador Vega en el brindis al público hacer el gesto que hacían los toreros antiguos de bajar la cabeza en signo de humildad y arrepentimiento, fue uno de los momentos más emocionantes que uno ha vivido en una plaza de toros. Brindis del perdón de un hombre de honor. Y ya se sabe que el honor es patrimonio del alma y el alma sólo es de Dios. Y toda la tarde fue una demostración de Salvador Vega de vergüenza torera, ese orgullo y amor propio que un torero posee para no defraudar a los aficionados y a todos los que pasan por taquilla. Toda una lección de ética profesional la del malagueño que no se dejó ganar la partida por ninguno de sus oponentes ni por ninguno de sus compañeros.

Vergüenza torera
De nuevo volvió el baile de corrales para aprobarse un encierro de la Quinta, una vez más, desigualmente presentado  y variado en comportamiento, aunque en general descastados y flojos. Terciado y pobre de cara el primero. El segundo en el límite. Mejores presentados el tercero y el cuarto que fue devuelto por manso. Lo que leen, aunque en otra entrada hablaremos con más detenimiento de ello. En su lugar salió un sobrero bien presentado de Torrealta que se partió un cuerno y fue devuelto. Bien presentado el segundo sobrero, también de Torrealta. También en el límite el quinto, y el sexto un novillote impresentable.

El que abrió plaza se quedaba corto en el capote y Curro Díaz solo pudo ofrecer una remate con mucho gusto. Mal picado, blandeaba y no humillaba. En la muleta llevaba la cara alta y no pasaba. El de Linares intentó justificarse pero el burel le propinó un derrote y un pitonazo en la mejilla. Siguió porfiando sin sentido y vino el desarme y otro susto. Mató de estocada caída. El segundo sobrero de Torrealta cumplió en el caballo, pero tenía poco gas y no transmitía. Hubo derechazos con hondura, temple y mano baja. Algunos naturales meritorios,y poco más, cuando el toro ya se apagaba. Mal con los aceros.

Vergüenza torera
Leandro, pupilo de la casa Chopera, al que puso en el cartel como uno de los triunfadores de la pasada feria por haber cortado una oreja facilona para ahorrar costes, nunca sometió a su primer cornúpeta, flojo, descastado y sin fijeza, que embestía con la cara alta y sin entregarse, y duró muy poco. Bueno el inicio de faena, algunos naturales de mano baja pero despegado y arqueando la figura. Mató de una buena estocada. Oreja tras petición mayoritaria del benévolo público. El quinto fue un animal descastado y sin recorrido en la embestida, Leandro lo intentó, pero sin mucha decisión. Mitin con la espada propinando muchos pinchazos, mal colocado y huyendo. Torero frío y vulgar, con más figura que hondura en su tauromaquia.

Vergüenza torera
Salvador Vega se reconcilió con su plaza y con la tauromaquia más clásica y verdadera. Cuando se anunció su presencia en este cartel, algunos dudaban de la capacidad lidiadora del malagueño para enfrentarse con este tipo de encaste. Por el contrario, creía que Salvador tenía buenas condiciones como lidiador. La única y seria duda que me acuciaba se había originado a raíz de su desafortunada tarde en la pasada feria de agosto. Pero la cosa fue bien distinta. Porque su labor con el tercero fue toda una lección de lidiar, porque lo importante en el toreo es someter al toro, luego viene la estética, cuando pueda aparecer, que siempre debe ser un valor añadido a la técnica en el toreo. De entrada con el capote lo fue fijando con técnica y dominio, sacándose al toro a los medios. Todo lo hizo a favor del toro. Dominio y técnica teniendo en cuenta las exigencias impuestas por la características del burel. En la franela se quedaba corto, embestía con la cara alta, y rápidamente se fue apagando la llama. De uno, en uno, perdiendo los pasos necesarios, lo que en otro caso es demérito, en esa faena era necesario. De esta forma y exponiendo mucho, lo fue sometiendo, alargando de forma inverosímil los pases que no tenía el toro. Con la espada se fue derecho como una vela. Lástima que la estocada quedara desprendida. Oreja, que algunos podrán discutir, pero que me resulta justa y de peso ante una labor importante y para aficionados. El sexto fue un toro que tenía peligro. Reservón, desparramaba la vista, sin fijeza, que pegaba gañafones y se puso gazapón dificultando igualar para entrar a matar. No hubo opciones para el malagueño ante esta prenda. Bien Salvador Vega, que ayer demostró en el ruedo que lo pasado fue un accidente, una de esas malas tardes que puede tener cualquiera.

Al igual que su matador, la cuadrilla de Salvador Vega estuvo a gran altura, destacando el segundo par de  Raúl Núñez al tercero de la tarde. Miguel Ángel Sánchez que saludó por dos pares de exposición al sexto y el picador José María García que protagonizó un notable tercio de varas en el sexto.

Y con este festejo acabó lo que se ha mal llamado “Feria de la Vendimia” y la primera temporada de la Casa Chopera en Málaga. Ahora llega el momento de la reflexión por parte de todos, pero, evidentemente, son Diputación y Empresa los que han de sentarse sin más dilación, para intentar solventar los graves problemas que se han hecho evidentes, dentro y fuera del ruedo de la Malagueta.

Paz y salud


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