Hay días que no me apetece pensar, que me encantaría que viniese J a buscarme, y me llevase a comer o cenar, o dar una vuelta o lo que sea. Pero todo organizado, sin el típico debate que siempre surge:
-"¿Dónde te apetece ir a cenar?"-Al pobre J le tengo aburrido siempre con la misma pregunta-"Pues no sé, donde tu quieras…"-Y siempre me llevo la misma respuesta.-"¿Vamos hacia Sopelana a ver qué encontramos?"-"Uy, no me apetece… ¿Y si vamos a una cervcera? Total, parece verano, aunque sea finales de octubre"
Y aquí es cuando finalmente me doy cuenta de que los mejores planes son los que se le ocurren a él, que la verdad ni se me había pasado por la mente aprovechar estos días de #veroño y revivir este verano que nos hemos pegado viajando, y que no hemos podido disfrutar en Bilbao.
Así que dicho y hecho, nos plantamos en la cervecera El Molino de Berango, donde no me sorprendió, con los 24 grados que hacía que las mesas de fuera estuviesen prácticamente llenas. Esperamos dentro a que nos atendieran, y nos sentamos en una de las mesitas para dos, que vale que haga calorcito para ser finales de octubre, pero tanto como cenar a la intemperie, como que no, que una es del norte, pero de la parte sur. Y ¿qué se pide en una cervecera? Pues sidra, que a J le va el riesgo, una ensalada mixta, unas croquetas caseras deliciosas, un pollo asada y sus correspondientes patatas. Las croquetas me gustaron especialmente por su sabor intenso, nada de bechamel con ese horrible sabor a harina sin cocinar; la ensalada, de lechuga de verdad, tomate de verdad, y cebolleta, ¡no estaba Florette! Casi lloro de la emoción. Sin embargo, el pollo, a ver, cómo lo explico sin que me entendáis mal, que sé que hay mucho fan de El Molino por aquí: el pollo estaba perfectamente asadito, doradito, crujientito y todos los "itos" que le queráis poner. Pero cada vez que como un pollo asado fuera de casa, me pregunto qué les costará meter unas hierbitas aromáticas, unos trozos de tomate o un limón en el interior mientras se asa para darle ese toque especial que lo diferencia del resto. Cosas mías, qué le vamos a hacer.
Y para terminar, J pidió un flan al que no me dio tiempo a sacar foto, y yo una copa de nueces caramelizadas con nata, de verdad, soy adicta a esos frutos secos.
Sin duda, una alternativa buena para aprovechar estos días de verano a deshoras, que no olvidemos que esto es Bilbao, y en cuanto empiece a llover y bajar las temperaturas, hasta junio no se va de aquí, y eso, eso, sí que deprime.
CERVECERA EL MOLINOhttp://cerveceraelmolino.biz/?lang=es
Justo detrás de la antigua discoteca The Image, reconvertida en Moon Bilbao (tiene gracia, estando en Berango). Evidentemente os voy a aconsejar que probéis las croquetas y el pollo, pero si vais al menos tres, pedid la ensalada de quesod e cabra frito, simplemente deliciosa y no apta para aquellos que estéis a dieta; y los entrecot con salsa roquefort o de pimienta verde, es una buena alternativa para los que pasan del pollo.
Cena para dos en un verano en octubre, por menos de 40€