Te encontré sentado al borde de la vida,
observando en silencio el abismo que te espera.
Sólo pude ayudarte a entender
que el vértigo es saber
si estás preparado para la caída.
Sabrás buen amigo que a caer nadie obliga.
Sabrás por tus vivencias que puede salir bien.
Ahora quiero de ti conocer
si además de la fe
perdiste antes la vida.
Así que ahora que has tomado conciencia.
Casi prefiero que sigas con tus dudas.
Recuerda que vivir es dudar,
pero de cómo continuar
con tu propia existencia.