Dicen que hay un vestido para cada novia. Un look o una forma diferente de llevarlo. Un ramo que lo haga único,, un velo o un recogido o tocado con lo que ser diferente. Vestidos volátiles en el campo, mas estructurados en iglesias, o sencillamente sutiles mezclas atemporales para entornos únicos y personalidades arraigadas.
Así es como se pueden describir algunas de las tendencias en vestidos de novia, pero es que sin saber porque… si por coincidencia o sencillamente ocasión, fui a parar en esta fabulosa boda en cántabra.
Con un reportaje al completo en el blog de Casilda se Casa para Vogue, la boda de Fatima y Rodrigo, se convierte en la perfecta inspiración para una boda romántica.
En un enclave natural, plagada de sencillez y elegancia, Fátima eligió un vestido de Navascués que con un rebrodé sencillo, y de un color envejecido, se encargaba de darle elegancia al sutil tejido.
Un corte romántico, una linea vaporosa, y la combinación de naturaleza, frescura y sencillez que hicieron de ese día, casi una boda de cuento de hadas.
Cattering, composiciones decorativas, o el atrevimiento de trasladar la boda en una carpa directamente a su casa. ¿Quien pudiera? ¿Quien quisiera?
Sin duda, lo mejor es que paséis a verlo, no os dejara indiferentes.
(y si… la fecha de la publicación de este post… parece magia)
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