Vi centenario del compromiso de caspe (1412)

El 28 de junio de 2012 se cumple el VI centenario del Compromiso de Caspe, un hecho histórico de la máxima relevancia para Aragón y para España que tuvo lugar en idéntica fecha de 1412. Ese día, en la ciudad de Caspe, se anunció la sucesión de la Corona de Aragón en la persona de Fernando de Trastámara, llamado el de Antequera, que reinaría con el nombre de Fernando I. Terminaba así un interregno que puso en dificultades la estabilidad de la Corona de Aragón y se instauraba una nueva dinastía que sentaría las bases de la unión dinástica con la Corona de Castilla y el nacimiento del Reino de España.

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VI CENTENARIO DEL COMPROMISO DE CASPE (1412)

El rey de Aragón en un armorial medieval

En 1410 murió sin descendencia el rey Martín I el Humano, lo que abrió un período de interregno muy peligroso para la estabilidad e incluso para la unidad de la Corona de Aragón, en aquella época compuesta por los reinos de Aragón, Valencia, Mallorca, Sicilia, Cerdeña y Córcega, los ducados de Atenas y Neopatria, más los condados de Barcelona, Rosellón, Cerdaña y Ampurias. Tuvo cuatro hijos de la reina María de Luna, pero ninguno le sobrevivió. Su último hijo vivo, Martín el Joven, murió un año antes que él. Viendo la gravedad de la situación, el rey intentó desesperadamente engendrar otro heredero, y para ello casó en segundas nupcias con Margarita de Prades, pero el intento fue inútil. Pretendió proclamar heredero a su nieto Fadrique de Luna, único hijo vivo de Martín el Joven, pero era bastardo y la idea encontró un gran rechazo. Éste será después uno de los seis pretendientes que se enfrentarán en el Compromiso. Al rey Martín le preguntaron en su lecho de muerte: "Señor, ¿os place que la sucesión de los dichos vuestros reinos y tierras, después de vuestra muerte, recaiga en aquél que, por justicia, deberá recaer, y que de ello sea hecha carta pública?", a lo que respondió "Hoc" (Sí). De este modo la sucesión quedó abierta y seis pretendientes presentaron su candidatura (siete si contamos una femenina, invalidada desde el principio).

VI CENTENARIO DEL COMPROMISO DE CASPE (1412)

Expansión aragonesa en el Mediterráneo. En realidad muestra un momento posterior al Compromiso de Caspe. En 1412 el Reino de Nápoles aún no había sido incorporado

Así las cosas, con la mediación del aragonés Benedicto XIII, el papa Luna, y tras numerosas reuniones y cortes, por la Concordia de Alcañiz se decidó cómo se elegiría al nuevo rey. Se reunirían en la ciudad de Caspe nueve compromisarios, tres por cada uno de los Reinos de Aragón y Valencia y tres por el Condado de Barcelona. La elección de esta ciudad se debió al hecho de ser aragonesa pero estar muy próxima a los otros dos Estados. Deberían elegir entre los candidatos a aquél que tuviera más derecho al trono, en función de su parentesco con el difunto rey Martín. Para ello, el pretendiente elegido debería tener un mínimo de seis votos y al menos el voto de un compromisario por cada Estado (condición que se cumplió en el resultado final).

Los compromisarios (1912), de Francisco Marín Bagüés

Entre los compromisarios cabe destacar al aragonés Domingo Ram, obispo de Huesca, y al valenciano Vicente Ferrer, dominico que posteriormente sería canonizado. Llama la atención que se privilegiase a un Estado menor, el Condado de Barcelona, y se excluyese al resto de reinos y ducados, de rango superior.
Los pretendientes al trono aragonés, cuya relación de consanguinidad con el difunto rey podemos ver en el cuadro adjunto, fueron:

Fadrique de Luna, hijo bastardo de Martín el Joven y nieto del rey, emparentado en segundo grado por línea directa.
Fernando de Trastámara, sobrino del rey, emparentado en tercer grado por línea colateral femenina.
Luis de Anjou, nieto de Juan I y emparentado en cuarto grado por línea colateral femenina.
Jaime de Urgel, biznieto de Alfonso IV, emparentado en quinto grado por línea colateral masculina.
Alfonso de Aragón, duque de Gandía, emparentado con el rey en quinto grado por línea masculina, pero más alejada que la del anterior. Murió en marzo de 1412 y fue sustituido por su hermano, Juan de Prades.
Juan de Prades, hermano del anterior.
Isabel de Aragón, hermana del rey e hija de Pedro IV, además de esposa de otro pretendiente, Jaime de Urgel.

Colegiata de Santa María de Caspe

En primer lugar fue desechada Isabel de Aragón, por ser mujer, algo que la colocaba por detrás de todos los demás a pesar de ser la más próxima al difunto rey Martín. En segundo lugar se descartó a Fadrique de Luna, por ser bastardo, a pesar de ser el segundo más próximo. Entre los que quedaban se iba a dilucidar a quién correspondería la corona. Teniendo en cuenta que todos ellos eran parientes del rey por línea colateral, se estableció, como era la norma consuetudinaria, la preferencia de la línea masculina sobre la femenina y de la más próxima sobre la más remota. Establecidos estos dos criterios, la cuestión era cuál de los dos debía prevalecer.

El cáliz del compromiso

Al final seis compromisarios, uno como mínimo por cada Estado (los tres aragoneses, dos de los valencianos -Vicente Ferrer y su hermano- y uno de los barceloneses) votaron por el candidato varón más próximo procreado en legítimo matrimonio, haciendo prevalecer el criterio de proximidad de grado sobre el de la ascendencia masculina. La votación (y la solución del problema) tuvo lugar el 24 de junio de 1412, mientras que el 28 del mismo mes se celebraba una misa solemne en la colegiata de Caspe. En su escalinata de acceso Vicente Ferrer hacía público el resultado y en ese mismo acto Fernando de Trastámara, llamado el de Antequera por haber conquistado esa ciudad andaluza para las armas castellanas, era proclamado rey. El 5 de julio el nuevo monarca hacía su entrada en Zaragoza, la capital de la Corona, y en el Palacio Real de la Aljafería juraba los fueros y era coronado solemnemente.

En este punto es conveniente abrir un paréntesis para refutar sin ambages la deformación histórica perpetrada por los separatistas catalanes, los cuales llevan más de un siglo inventando mentiras y usurpando los símbolos de Aragón. Aunque las cortes medievales eran en gran medida itinerantes, la capital de la Corona de Aragón fue siempre Zaragoza. En la ciudad del Ebro tenían establecida su residencia los reyes, que poseían en ella dos palacios. Uno de ellos, su principal residencia, ya no existe (aunque quedan unos restos integrados en el palacio arzobispal). El otro, el Palacio Real de la Aljafería, era una residencia de recreo situada extramuros y usada para las grandes ceremonias de la Casa Real de Aragón. Asimismo, los reyes eran coronados habitualmente en la Seo del Salvador de Zaragoza. Así lo declara el propio Pedro IV cuando dice:
...y como quiera que los reyes de Aragón están obligados a recibir la unción en la ciudad de Zaragoza, que es la cabeza del Reino de Aragón, el cual reino es nuestra principal designación -esto es, apellido- y título, consideramos conveniente y razonable que, del mismo modo, en ella reciban los reyes de Aragón el honor de la coronación y las demás insignias reales, igual que vimos a los emperadores recibir la corona en la ciudad de Roma, cabeza de su imperio.

El Señal Real de Aragón

No hay la menor duda de la capitalidad de Zaragoza y existe abundante documentación que lo atestigua. No podía ser de otro modo, pues un rey medieval nunca habría instalado su corte en un Estado menor como era un condado (ni habría adoptado sus símbolos de aquél, entiéndase el Señal Real). Por eso, la dinastía se llamó Casa de Aragón (el propio rey lo declara con absoluta claridad en la cita anterior), el Señal Real son los palos de Aragón y la capital y residencia real fue Zaragoza. Incluso los almogávares entraban en batalla al grito de ¡Aragón, Aragón! No te dejes engañar: si te dicen otra cosa, mienten. La envidia y el complejo de inferioridad son muy malos...

Cartel de los actos del VI centenario

Por otro lado, nunca existió ninguna majadería llamada confederación o corona catalano-aragonesa, primero porque el concepto de confederación tardaría aún varios siglos en ser inventado, segundo porque no hubo nada catalano-aragonés. Sólo hubo una monarquía llamada Corona de Aragón, donde el reino principal, origen de la Corona y del linaje, era el Reino de Aragón. Todos los demás Estados de la Corona, y por supuesto los condados, le eran inferiores en rango. Nunca existió nada llamado Cataluña hasta que así se llamó una región de España. Existió, sí, un conjunto de pequeños condados, entre los cuales el de Barcelona ejerció un dominio sobre algunos y los absorbió, hasta que se unió dinásticamente y se supeditó al Reino de Aragón, mientras que la Casa de Barcelona desapareció al diluirse en la Casa de Aragón. De hecho, el rey en sus visitas a Barcelona no llevaba corona real, sino condal, circunstancia también harto documentada. Por lo tanto, sólo cabe hablar del Condado de Barcelona, nunca de algo llamado Cataluña (es falso por anacrónico), que ni siquiera dominó a todos los condados, pues algunos como el Rosellón se unió directamente a los reyes de Aragón. He aquí otra mentira: el Rosellón nunca fue barcelonés (ni por lo tanto catalán).

Representación del Compromiso de Caspe en la escalinata de acceso a la colegiata de Santa María

Árbol genealógico de los pretendientes al trono (los candidatos en cursiva, los reyes de Aragón en negrita)

Volviendo al hecho histórico que ahora conmemoramos, las deliberaciones tuvieron lugar en la colegiata de Santa María de la ciudad bajoaragonesa, y allí se anunció el veredicto. Se trata de un templo gótico que ha sufrido muchos desperfectos y reconstrucciones en los dos últimos siglos. En el interior de esta iglesia, concretamente en el pequeño museo instalado en la sala capitular, se conserva el Cáliz del Compromiso, el que fue usado en la misa solemne de proclamación de Fernando I. Es una pieza de plata sobredorada con esmaltes de gran valor, no sólo histórico, sino también material. Cada 28 de junio Caspe celebra este feliz acontecimiento con diferentes actos ambientados en el siglo XV, tales como farsas teatrales en plena calle. Con la ciudad engalanada, como acto culminante se representan los hechos históricos acaecidos hace ahora seis siglos. Para descargarse el programa de actos del VI Centenario, pinchar aquí.

Sello conmemorativo del VI centenario

El Compromiso de Caspe fue una solución inteligente y prudente para una situación de extrema gravedad, gracias al cual la Corona de Aragón se mantuvo unida y en paz (salvo la sublevación en tierras barcelonesas de Jaime de Urgel, que no aceptó el veredicto desfavorable, y que fue rápidamente sofocada). Fue un ejemplo y una excepción en una época en que los conflictos se resolvían con sangre, en la tradición de Aragón, el reino que creó la figura del Justicia Mayor y donde hubo leyes antes que reyes. Es significativa la respuesta que se daba al rey en el acto de su coronación: Nos, que somos tanto como Vos, y todos juntos más que Vos, os hacemos rey de Aragón, si juráis los fueros, y si no, no.

Texto © LAGARTO ROJO
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