Después de 18 años de intensos trabajos, el 21 de julio de 1869, el tren unió Valencia, Tarragona y Barcelona con un recorrido que duraba ocho horas y cuarenta y dos minutos, con una velocidad media de unos 53 km…y unos sorprendidos viajeros.Antes de la llegada del tren, Benicàssim estaba formada por unas pocas casas y masías que no llegaban a formar un pueblo. Hombres y mujeres que vivían de lo que cultivaban en sus huertas, de los animales que cuidaban y de las carboneras que creaban en el campo para su propio aprovechamiento.Cuando el tren llegó a Benicàssim, la vida de estos habitantes cambió, mejoró. Aunque también supuso la incomunicación de un lado a otro de las vías ya que éstas separaban a la población. Por eso, el ayuntamiento decidió desviar la línea férrea que dejó en desuso el antiguo trazado. Y fue a partir de aquel entonces cuando comenzó a gestarse la idea del acondicionamiento de la Vía Verde del Mar.
Un túnel que nos va a impedir seguir disfrutando de la intensa luz del Mediterráneo y nos va a sumergir en una penumbra alumbrada por luz artificial. Cuando salimos de él, el paisaje ya ha cambiado. Nos encontramos en plena naturaleza con un sendero a la derecha que nos ofrece ascender hacia un mirador y con vistas intermitentes hacia el mar.Recorremos un pasillo, o lo que llaman trinchera. Unas paredes muy altas, rectas, rocosas y paralelas. Una brecha en la montaña que se realizó para que el tren pudiera circular. Y vemos la primera torre vigía, la Corda. Un torreón que fue baluarte defensivo contra el ataque de los piratas berberiscos. A la altura de esta torre hay una zona de descanso y un sendero que en pocos metros nos lleva hacia ella. Fotografiamos.Desde la misma vía verde podemos desviarnos por un sendero que nos interna en un pinar con romero, tomillo, lavanda y palmitos.
Este es el inicio de otra ruta alternativa que nos permite conocer la costa de la Renegà. Un litoral de un kilómetro por el que podemos pasear, disfrutar de la brisa marina, de las piedras esculpidas a base de agua y viento, de pequeñas calas y playas de arena muy gruesa.
Si elegimos este sendero podemos regresar a la vía verde saliendo por un edificio abandonado que, antaño, se hallaba al lado de las vías del tren.Retomamos el camino hacia la siguiente torre que se va perfilando en un cerro, Colomera. Las dos que existen en esta ruta formaban parte de una red de vigilancia marítima con el castillo de Oropesa. Ya podemos presentir que nos estamos acercando a Benicàssim por el paisaje urbanizado. Estos últimos tramos nos van acercando a otras calas abrigadas por vegetación mediterránea.
Pasamos por dos túneles muy cortos y vemos ya las playas de Benicàssim. El final de la Vía Verde del Mar está ambientada por un puente de hierro en lo alto y la playa de Voramar.
Patrimonio cultural: el poblado íbero de Orpesa la Vella, torre de la Corda y torre Colomera. Los tres están declarados como Bien de Interés Cultural (BIC).