La indómita Gales y su capital, Cardiff, quizá sean las grandes desconocidas de Reino Unido, o cuanto menos obviadas por los circuitos turísticos convencionales en nuestro país. Sin embargo, nosotros hemos descubierto allí un destino ideal para ir con niños, con todos los planes de ocio y naturaleza que se quiera, en distancias relativamente cortas y, en el caso de las capitales, con un ritmo menos frenético que el de la vecina Londres. Os lo cuento aquí:
Con dos niños de 5 y 7 años, ideamos un circuito para ver en poco tiempo zonas muy atractivas del país pero que no resultase agotador. Alquilamos un coche (ojo con la conducción por la izquierda) y decidimos no hacer trayectos de más de 100 kilómetros al día. La buena noticia es que las distancias en Gales son muy asequibles.
Ésta es mi propuesta para 5 días, con niños:
- Cardiff. Explorar la capital, su castillo y sus arcades, ir a sus pubs y tiendas, cenar en la zona del muelle. 2 días.
- Parque nacional de Brecon Beacons y subida al emblemático Pen y Fan. 1 día.
- Playas de Rhosilli y Three Cliffs Bay. 1 día.
- Swansea, la ciudad portuaria que vio nacer al poeta Dylan Thomas. 1 día.
Conocer la capital, Cardiff
Cardiff, tal y como la hemos descubierto nosotros, es hoy una ciudad moderna que poco debe parecerse a la urbe industrial de hasta hace pocas décadas. Es muy turística, con multitud de pubs, buenos restaurantes y tiendas de todo tipo, opciones de ocio teatrales, de musicales, conciertos… Y todo esto en una ciudad relativamente pequeña; desde luego no tan grande e inabarcable como su gran vecina Londres. Todo resulta muy cómodo, incluso llegar desde el aeropuerto al centro de la ciudad: hay un autobús de línea regular que te lleva gratis.
Lo primero que podéis hacer, nada más aterrizar en la ciudad, es perderos por sus famosas Arcades, galerías interiores accesibles desde las calles principales, repletas de tiendas muy selectas, restaurantes, pubs.. En Castle Arcade, por ejemplo, tenéis Madame Fromage para comprar o degustar hasta 150 variedades de queso de todo el mundo. Y en Queens Arcade está Spillers Records, la tienda de discos más antigua del mundo, abierta en 1864.
Vista interior de Wyndham Arcade
Spillers Records, en Queens Arcade
Como os decía, la ciudad es pequeña y su núcleo central gira en torno al imponente Castillo, símbolo inequívoco de Cardiff, junto con el dragón rojo, que veréis por todos lados: banderas, souvenirs.. Se divisa desde las calles principales, Hight y St Mary, y es de obligada visita, más si vais con niños. Emplearéis unas dos horas aproximadas para subir a las torres y pasear por los pasadizos y estancias y luego os podéis perder paseando por los jardines que lo circundan, inmensos, muy verdes (como todo, en Reino Unido!
), geniales para hacer una pequeña parada técnica si los niños quieren corretear, comer un tentempié..Subida a una de las torres de Cardiff Castle
Jardines con el Castillo al fondo
Para comer en Cardiff hay muchas opciones pero si queréis hacer algo especial yo os recomiendo un sitio estupendo: The Potted Pig. Restaurante con estrella Michelin, sirve comida muy british y elaborada pero con toques modernos. Nosotros cenamos allí con los niños y no tuvimos ningún problema: la comida es deliciosa y les encantó.
Para tomar una buena pinta, en Beelzebub (Church Street) sirven las variedades de Crafty Devil, cerveza artesana made in Gales. Para acompañar, podéis pedir unas patatas fritas, que las hacen caseras y deliciosas.
Cerveza Crafty Devil´s de Cardiff
Otro plan genial para terminar el día es ir paseando hasta el muelle de Mermaid, a unos 20 minutos desde el centro, con multitud de restaurantes y cafeterías. El ambiente por la tarde-noches es muy animado, y hasta cuesta encontrar mesa para cenar; hay que recordar que lo hacen antes que nosotros, entre las 18:00 y 19:00 horas.
Y si vais de tiendas con enanos, cómo no visitar el Hamleys de Cardiff, la mejor cadena de jugueterías del mundo, como ellos mismos aseguran, “the finest toys in the world”, en St. Davids Centre. Si os gustan los peluches, no encontrareis otro sitio con más variedad de Teddy Bears.
Ositos de peluche para todos los gustos en Hamleys
Subir el Pen y Fan, en el Parque Nacional de Breacon Becons
El segundo día de nuestro viaje, cogimos el coche de alquiler y emprendimos ruta hacia el Parque Nacional de Breacon Becons. Allí se encuentra el pico más alto en el sur de Gales, a 886 metros sobre el nivel de mar, el Pen y Fan. Subirlo es una experiencia maravillosa que allí hace todo el mundo: familias, deportistas, personas mayores, niños.. porque aunque tiene cierto grado de dificultad, 10 kilómetros con tramos de pendiente importante, haces cima a través de un sendero cómodo.
Sendero que lleva a la cima del Pen y Fan
Caballos en ruta…
… Y también ovejas
Vistas desde la cima
El camino tiene una ligera pendiente pero es muy accesible
Llegar al Pen y Fan, coronarlo y bajar nos llevó más de tres horas, con paradas de todo tipo incluidas para repostar con agua, barritas energéticas y tabletas de chocolate, así que al finalizar nos fuimos directamente al sitio donde nos alojamos en Brecon Beacons: la pequeña localidad de Crickhowell, en concreto en el Dragon Inn, un hotel bed and breakfast, con pub para almorzar o cenar muy recomendable. Pudimos ocupar la family room, verdaderamente espaciosa y cómoda. Cenamos allí mismo y al día siguiente degustamos, como no puede ser de otra forma, el pantagruélico desayuno galés: con su salchicha y becon de calidad, sus huevos, beans, tomates y champiñones.
Desayuno galés en Dragon´s Inn, en Crickhowell
Las impresionantes playas de la Península de Gower
El tercer día lo dedicamos a las playas de la Península de Gower. Llegar a ellas fue todo una experiencia, las carreteras son angostas pero ofrecen unas vistas espectaculares. Y una vez allí, entiendes porqué Rhossili Bay, la situada en el extremo de la Península, está considerada entre “las mejores playas del mundo”. A refugio entre verdes acantilados, despliega una franja de arena de casi 5 kilómetros. No hay mejor plan que desplegar una toalla, sentarse a admirar el paisaje, ver cómo sobrevuelan los parapentes que aprovechan las corrientes de viento o windsurfistas y dejas que los niños correteen a placer.
Bajada a Rhossili Bay, una de las “mejores playa del mundo”
Seguimos ruta para llegar a Three Cliffs Bay, otra playa impresionante que toma su nombre de los tres picos acantilados que adornan su bahía. Tanto en Rhossili como en este caso, hay aparcamiento para dejar el coche con gran facilidad y el acceso a la propia playa se hace desde un sendero un poco escarpado. Una vez allí, la playa dispone de socorrista y la arena es finísima y agradable.
La playa de Three Cliffs Bay, con los tres picos le dan nombre
Acceso a Three Cliffs Bay
Swansea, ciudad abierta al mar
Tras la jornada de playas, nos retiramos a descansar a Swansea, la segunda mayor ciudad de Gales, caracterizada por su imponente bahía de 10 kilómetros de longitud con un agradable paseo marítimo, que recorrimos esa misma tarde. Éste desemboca en el muelle de Mumbles, construido en 1898, terminal occidental del primer tren de pasajeros del mundo, pero hoy en desuso y necesitado de una buena reforma.
Esta zona de Mumbles está llena de restaurantes para tomar una agradable cena mirando a la bahía de Swansea; nosotros optamos por Bistrot Pierre, con espectaculares vistas, buena comida.. y menú infantil.
Mumbles Pier, en Swansea
El muelle de Swansea
Pero si la historia de Swansea figura en las páginas de la literatura británica y universal es por haber visto nacer al poeta Dylan Thomas. Su casa natal, en Cwimdonkin Drive, fue adquirida y decorada como en 1914, año en que nació, y en la que hoy se organizan charlas literarias, tours personalizados e incluso puede alquilarse por días o semanas. En cualquier caso, y aunque no se pueda visitar (hay que hacerlo con antelación, contactando con su propietaria actual, Annie Haden tel. 01792 405331) merece la pena acudir a ella para sentir un poco la magia del lugar: está situada en la parte alta de la ciudad, con vistas a la bahía de Swansea y junto a un parque que recuerda su figura en cada rincón.
Casa natal de Dylan Thomas
El parque de Cwimdonkin
Tobogán en el parque de Cwimdonkin
“Aunque durante mucho tiempo tuvo un pie en Londres, Dylan Thomas necesitaba volver constantemente a Swansea, a Gwoles, a Mumbles, a su geografía familiar; necesitaba su mar en el horizonte, o se sentía como pez fuera del agua”, declaraba Matt Hughes, el guía de la casa natal, al periodista en este artículo de El Mundo.
Cartel, en Swansea
Y con la figura de Dylan Thomas nos despedimos de Swansea, rumbo a Cardiff de nuevo para despedirnos de Gales… sólo por esta vez.