Os presento a Rahim Moore. Mirádlo bien. Es un chaval de veintiún años apasionado por jugar al fútbol americano como safety. Observad sus ojos aún humedecidos por lágrimas de emoción. Acaba de atender una de las llamadas telefónicas más importantes de su vida. Alguien ha marcado su número para invitarle a lo que será su mayor reto, "Hey, Rahim, ¿te apetecería jugar con nosotros?". Los registros oficiales señalarán que Moore ha sido el pick #45 -treceavo de la segunda ronda- de los Denver Broncos, la segunda elección del staff que comanda el legendario John Elway. Su rostro lo dice todo, va a cumplir uno de sus sueños: llegar a la NFL.
La imagen de Rahim representa a los más de doscientos cincuenta jóvenes que, llegados desde cualquier punto de América, han sido drafteados en la ciudad de New York. Tipos grandes como armarios, derrumbados por la tensión al oír como una franquicia les señala, pronuncia su nombre y se saben poseedores de la mayor promesa de gloria que pudieran acoger. Es por eso que la gran mayoría de ellos no logran contener sus lágrimas. Todos saben que esto no es el final de nada sino el principio de una grandiosa aventura.
Es cierto que Rahim culmina aquí una ilusión alimentada desde pequeño: llegar a la National Football League. Pero a partir de aquí sabe que sus méritos son ya pasado y lo único que a partir de mañana contará será lo que pueda lograr con su trabajo. Rahim ha comprado un billete, solo ida y destino desconocido, en la estación del deporte. No será fácil. A la vuelta de la esquina le espera toda una serie de retos, decepciones, esfuerzos y sufrimientos. Quizá con algo de suerte puede que al acabar tenga algo de lo que enorgullecerse. Quien sabe si incluso llegará a lo más alto, ser uno de los elegidos.
Contemplo como sale al escenario del Radio City Music Hall con cara sonriente, luciendo con descaro la innocente ilusión de la que solo los rookies pueden presumir. La gorra de su nuevo equipo encasquetada, saluda a Goodell como si fuera su padre y muestra exultante la camiseta de los Broncos a un público que lo aclama. Es su momento. Estos segundos son solo suyos. Este es el instante buscado y por el que ha sacrificado tanto tiempo y esfuerzo durante los últimos años. El pasado no existe, el futuro es incierto pero ahora solo cuenta este presente. Saluda a las cámaras y posa para los fotógrafos acompañado de toda su orgullosa família. Puede que al final de este excitante viaje halle la gloria, puede que no, pero como decía Lluís Llach, versionando al maestro Konstantinos Kavafis en su "Viaje a Itaca":
"Más lejos, tenéis que ir más lejos
de los árboles caídos que ahora os aprisionan,
y cuando los hayáis ganado,
recordad que no debéis deteneros.
Más lejos, siempre id más lejos,
más lejos del presente, que ahora os encadena,
y cuando seáis liberados,
volved a empezar los nuevos pasos.
Más lejos, siempre mucho más lejos,más lejos del mañana que ahora ya se acerca,y cuando creais llegar,
sabed hallar nuevos caminos"
Cualquier cosa es posible y todo está a su alcance. ¿Qué más puede pedir?. Se siente tan grande, tan invencible, tan jodidamente poderoso que está dispuesto a atrapar todos los envíos que su quarterback quiera enviarle, placar cualquier cosa que se mueva, patear para field goal desde cualquier distancia, deterner a todos los running backs que osen correr con el balón, o ser uno de ellos y cortar las defensas como cuchillo por mantequilla. Rahim es, en este preciso momento, todos y cada uno de los rookies que la próxima temporada lucharán sin descanso.
Parte de cero y quiere superar todas las fronteras, llevar su cuerpo y habilidades hasta el límite y dejarlo atrás.Por sus venas corre la vitalidad de quien está y se siente en lo mejor de la vida, justo una décima de segundo antes de volar hasta las estrellas. No pensará aún en récords, premios o victorias, sólo en hacerlo bien y vivir esto con toda la intensidad que sea posible. Más rápido, más alto, más fuerte y mucho más lejos!.
Es por estas razones que los rookies captan tanta atención. No hay, para el buen aficionado, mayor placer que seguir a uno de estos muchachos y verles triunfar. Incluso si la fortuna no les depara excesiva suerte, cada uno de ellos será merecedor del mayor de nuestros respetos.
Adelante chicos, vividlo con intensidad, os lo merecéis... recordad vuestra meta, Itaca.
Y no miréis atrás!.