Ya hemos hablado aquí en varias ocasiones del español Jorge Sánchez, la tercera persona más viajada del mundo. Le dedicamos el post 7 viajes a países extraordinarios y el otro día La Vanguardia le dedicaba la entrevista de La Contra. Otras dos entrevistas también recomendables están en Molaviajar y en Ida y Vuelta.
Hoy os quiero hablar de otro de sus libros: Viaje a la Sudamérica Exótica, que es el último que me he leído de él. Jorge dice: “Días antes de emprender un viaje largo empiezo a tranformarme en otro hombre, casi diría que comienzo a endurecerme. Y es que presiento que en cierto modo voy a forzar a mi naturaleza al someterme a condiciones de existencia inusuales, y todo mi ser se prepara de antemano para afrontar ese reto”.
También apunta: “Mi afición a los viajes se remonta a los días de infancia (…). Recuerdo que al encontrarme por primera vez con un mapamundi me asombré a no poder más creyendo que me engañaban, que el mundo no podía ser tan enorme y fantástico. Miraba a mi alrededor y advertía que la gente era siempre la misma; día tras día estaban allí todos haciendo la misma rutina: los profesores enseñaban las lecciones y nos golpeaban a los desaplicados, la vendedora de golosinas con su carrito vendía conguitos y pipas a peseta en cucuruchos de papel de periódico, el quiosco nos ofrecía los tebeos de El Capitán Trueno, 13 Rue el Percebe (…), y el afilador de cuchillos se anunciaba a voces por las calles. Estaba convencido de que se trataba de otra gran mentira de los mayores, pues no comprendía por qué todos se quedaban impasibles en el mismo lugar. Pensaba: Si en verdad el mundo fuera es así de grandioso… ¡todos deberían estar viajando!”.
Y también señala: “Nadie es un viajero completo si no ha viajado por la India y alrededores por un espacio promedio de un año”.
En este otro libro de Jorge Sánchez, aborda 10 meses de viajes por 9 países de América del Sur: Brasil, Bolivia, Ecuador, Colombia, Argentina, Chile, Uruguay, Venezuela y Perú. Con su manera desacostumbrada de viajar Jorge cuenta su vida en campamentos con traficantes de cocaína, con buscadores de oro, en aldeas violentas, en pueblos controlados por los guerrilleros de las FARC, en ashranas de sectas esotéricas, participa en el carnaval de Río de Janeiro, en el peregrinaje de Kumbha Mela por Los Andes, o pasa una temporada en una cárcel infectada paraguaya.
De todos los capítulos (países), me quedo con el de Brasil, en el que estuvo en época de Carnaval. Jorge apunta:
– Mi primer día en Brasil sentí que la vida era bella, y si tuviera que vivir en algún país de Sudamérica, sin ninguna reflexión elegiría Brasil.
– Hay un factor que siempre está presente en Brasil, sobre todo, en el carnaval: el robo. Hay tantos ladrones que ya se toma como algo natural.
– Nunca había visto tanta euforia generalizada. Como pobre comparación sólo recordaba las celebraciones de Año Nuevo en Singapur, con participación de malayos e hindúes.
– En Río hay dos clases de Carnavales: uno es para gente dispuesta a gastar mucho dinero que tiene lugar en una especie de stadium llamado Sambódromo, y el otro es el Carnaval popular que se desarrolla en la calle Río Branco.
– Fue en Salvador de Bahía más que en ninguna otra ciudad brasileña donde descubrí que las mujeres son tan sensuales que, literalmente, basta un intercambio de sonrisas por la calle para proceder a continuar a establecer conversación. En esa ciudad las mujeres provocan la amistad con los hombres persiguiéndoles incluso por la calle.
En definitiva, un libro muy recomendable, como el resto que tiene Jorge, para todos aquellos que le gusten los viajes y dejarse atrapar por la curiosidad de descubrir nuevos mundos.