Como era costumbre, el cortejo que transportaba en una de esas literas romanas a la "Suprema Editora", en las calles trazadas sobre el Monte Olimpo, en Marte, hacía su pomposo desfile alrededor de las 10 a. m. Llevaban trompetas para anunciar a los cuatro vientos que se abriera paso a su Excelencia.
Aquello que cargaban los del cortejo era una cápsula electrónica muy parecida a un sarcófago, en la cual iba en perpetua hibernación el cuerpo de la "Suprema Editora". Cerrando el grupo de personas iba una chica rubia, muy modesta, que parecía ir bastante atenta a su entorno. Nada ocurría sin que ella lo supiera.
Fue ella la primera en notar la amenaza que se advertía en el horizonte marciano: un grupo de mujeres en motocicleta se acercaba rápidamente. Con excepción de la rubia, nadie iba armado en el cortejo; las medidas de seguridad en aquellos días eran escasas o nulas, pues la criminalidad había sido eliminada.
Pero estas no eran motociclistas cualquiera: se trataba de un escuadrón de 8 "Avispas", una de las facciones más eficientes y sanguinarias de la Colectiva Sororitas, que también operaba en diferentes colonias a lo largo y ancho del sistema solar.
Les bastó algunos segundos para poner fuera de combate al cortejo, con excepción de la rubia, que blandía una especie de lanza, similar a la que alguna vez usaron las guardias imperiales de China. Alcanzó a poner fuera de combate a dos o tres Avispas.
La rubia se movía rápido y con elegancia, pero las Avispas habían previsto esa posibilidad y venían preparadas: en el piso colocaron una especie de parlante que emitió un sonido de alta frecuencia dirigido a la rubia, la cual se disolvió apenas la tocó la onda sonora.
El sarcófago quedó de ese modo expuesto, sin defensa. Una de las Avispas sacó un martillo gigante y comenzó a darle brutales golpes a la tapa, pero no logró mayor éxito. Fue entonces cuando una de ellas indicó que era mejor usar un taladro neumático. Querían abrir la cápsula y llenarla de ácido para eliminar "aquello" que estuviera dentro del sarcófago.
Cuando ya casi estuvieron a punto de romper el sarcófago, apareció de la nada una nave gigantesca que cubrió el cielo marciano. Las Avispas se detuvieron por completo, pues nunca se había visto una nave similar: la nave terrestre más grande no tendría más allá de 300 metros. Pero aquello que tenían enfrente podía medir varios kilómetros, casi tan grande como una luna pequeña.
De la nave salió un rayo que capturó el sarcófago y, así como apareció, desapareció del cielo marciano.
En lo profundo del hiperespacio, el piloto de la nave se dirigió a la bodega donde había transportado el sarcófago. Con habilidad conectó algunos dispositivos al sarcófago y logró abrirlo. Dentro había una figura humanoide, de aspecto momificado.
El piloto roció cuidadosamente con un spray el cuerpo de la momia, y esta abrió los ojos e intentó agarrarle la garganta con unos brazos flacos apenas cubiertos de carne azulosa. La acción duró unos segundos; la momia soltó el cuello de su presa y colapsó en un sueño profundo. Sin embargo, el piloto tocó su garganta con cierta incomodidad. Continuó rociándole diferentes líquidos, y lo que antes parecía un mero esqueleto forrado en jirones de carne podrida comenzó a tomar vida. Poco a poco dejó de ser un cuerpo decadente y decrépito para convertirse en una mujer muy similar a la rubia que la había escoltado. Tenía ahora un cuerpo bello y vigoroso. El piloto volvió a intentar despertarla. Fue entonces cuando escuchó una voz ruda de ultratumba que salía de la ex-momia:
-¡Cíclope!
-Acabas de sufrir un atentado. Iban a derretirte con ácido; si yo no aparezco para interrumpir la fiesta, en este momento serías un mero recuerdo, querida Zaida.
-¿A quién se le ocurrió esa genial idea?
-Al escuadrón de Avispas de la Colectiva Sororitas.
-¡Ja! Eso sí que es nuevo. Me parece bastante divertido. Yo misma las fundé en 1666, y mira a dónde han llegado. Se han tomado Marte, según creo.
-No solo han atacado en Marte. La rebelión de la Colectiva Sororitas está ocurriendo en todos los planetas y colonias terrestres. De Mercurio a Marte y algunas operaciones mineras en los asteroides, en estos momentos deben estar ya bajo su control.
-Es una mala noticia. Esas carniceras impondrán un régimen totalitario. Básicamente estamos viendo cómo la humanidad colapsa. Nunca podrán dominar el viaje interestelar mientras estén bajo el yugo de esas damas.
-Le ha ocurrido a muchas otras civilizaciones. No debemos intervenir; debemos dejar que la humanidad resuelva sus problemas por sí sola.
-Si esas reglas son tal cual, pues me siento algo responsable. Fue a causa mía que se formó la Colectiva Sororitas, y por siglos, secretamente, yo las influenciaba y apoyaba con mis recursos y conocimientos.
-Precisamente la regla de no intervención existe para evitar estas situaciones. Si tú interviniste, su historia ahora comienza a mezclarse con tu destino.
-No he sido la única que ha metido la nariz en la humanidad. Tú también tienes tratos a través del espejo con brujas y hechiceras.
-Cierto. Es por eso que siempre cobro un precio alto. De ese modo no me quedan "karmas" abiertos.
- Colectiva Sororitas fue una buena idea, aunque les di bastante libertad y ya en el pasado han hecho algunas cosas con las que no estoy de acuerdo. Tú tienes tecnología, ¿verdad? Bueno, envíame al pasado y yo arreglo todo.
- ¡Zaida, por favor! Toda persona razonable sabe que el viaje en el tiempo es una imposibilidad, es como si dijéramos que en algún lugar todavía Roma está invadiendo España o que en alguna parte están crucificando a Jesús. Eso implicaría que tendrían que existir múltiples copias de este universo, una por cada instante de tiempo, lo cual es un absurdo. Además de ser innecesario.
- No me trates como si fuera estúpida, sé perfectamente que no se puede retroceder en el tiempo, pero repito: TÚ TIENES TECNOLOGÍA. Yo tengo magia; juntos podemos hacer algo para resolver este problemilla.
- Todo tiene un precio, querida.
- Bueno, ¿qué te parece si asumo el aspecto de una hembra de tu especie? ¡Y con los dos ojos! Tal como eran los cíclopes antes de venderse a los dioses griegos.
- Es una idea atractiva. En ese caso, puedo ofrecerte lo siguiente: poseo un antiguo computador cuántico de mediados del siglo XXI que contiene una simulación bastante buena de la Tierra , ... , hecha con Minecraft.
- ¿Minecraft?
- Sí, es bastante completa. ¿Quieres verla?
- Por favor, me muero de las ganas.
El cíclope accionó unos controles en uno de sus brazaletes, y en un monitor Zaida vio la simulación y comenzó a interactuar con ella.
- ¿Esta simulación a qué tiempo está sincronizada?
- Tenemos disponible desde la fecha de la fundación de Aragca hasta más o menos las tres de la tarde del 22 de marzo del 2200.
- Me doy cuenta de que la simulación no es una copia fiel de la realidad. Los habitantes son cuadrados y el mundo en sí es plano. Solo existe un disco que sería la Tierra y dos luminarias: una para el Sol y otra para la Luna, que giran alrededor del disco. Las estrellas son meros puntitos luminosos, y todo está dentro de una expansión de aire rodeada por un montón de agua arriba y abajo.
- Bueno, es lo mejor que tengo. Tómalo o déjalo.
- Puedo arreglar tu simulación con algo de magia.
Zaida dijo esto último haciendo un pase mágico, y en la pantalla de la simulación el mundo dejó de verse al estilo de un software. Ahora se parecía mucho más a la realidad. Era tan preciso que el cíclope dejó escapar algunos sonidos de admiración.
- Pon la época del simulador en 1914. Quiero ir a la Primera Guerra Mundial; después de eso me encargaré de arreglar el lío de Sororitas con el par de detectives que liquidaron.
- ¿Piensas resucitar a Carbonell y Ada Escualor?
- Técnicamente no sería resurrección, porque estaría simulando el pasado de ellos. Simplemente intervendría para que no mueran.
- Es un buen plan. Pero hay una restricción: tú no puedes meterte dentro de la simulación.
- Entiendo. Tenemos que crear una Zaida simulada que esté en comunicación conmigo para que sepa qué hacer.
- Podemos asistirla a través de los espejos.
- Muy bien. ¿Cuánto tiempo tardaría en simularse lo que va de 1914 hasta, digamos, mediados del siglo XXI?
- Para la gente que está dentro de la simulación, experimentarán el paso del tiempo creyendo que han transcurrido varias décadas; vivirán y envejecerán en consecuencia.
- ¿Y en tiempo real?
- Para nosotros será como unas diez horas, tal vez menos.
- Muy bien, hagamos como he dicho, y mientras pasa el tiempo puedo mostrarte todos mis conocimientos acerca de la anatomía ciclópea.
- ¡Trato hecho!
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