¿Cuáles serán las consecuencias del mundo que estamos construyendo?
Esta es la pregunta a la cual he querido contestar a través de la serie Viaje Astral que ha sido nombrado Gold Winner en el último MUSE Photography Award en la Special Category y que con gran placer comparto ahora en este post.
He visitado este mundo en mi último viaje astral.
Era un mundo con una Naturaleza destrozada que encontró refugio dentro de las colmenas construidas por los humanos. La Naturaleza encontró refugio donde la Humanidad había creado su propio refugio.
He visto espacios muy acogedores y coquetos apoderados completamente por la Naturaleza y en los que los animales se habían refugiado para salvarse.
Espacios con enormes ventanales y vistas al “mundo humano” exterior; lleno de objetos que recuerdan espacios habitables llenos de humanidad que han existido en el pasado.
El panorama que se veía desde las ventanas era totalmente desalentador: caos, ruido, cemento, bullicio, Naturaleza aniquilada o domada.
La Naturaleza tiene que volver a ser el escenario de nuestro “teatro”.
El silencio tiene que volver a ser una parte integral de nuestro vivir; el silencio nunca está vacío. Es un estado de soledad positiva en el que el pensamiento toma espacio en nuestro tiempo interior.
Vivimos en un mundo tecnológicamente avanzado, pero emocionalmente primitivo; un mundo en el que sentir y vivir están tan separados que, en lugar de apoyarse, se obstaculizan, creando en nosotros una brecha emocional.
Recuperemos la esencia que se encuentra en la Naturaleza, conservemos la biodiversidad; empaticemos con nuestro prójimo, con nuestro entorno y con la esencialidad.
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