Existen muchas formas de plantearse el sábado pero ninguna tan artística como la inauguración del nuevo espacio del proyecto Halfhouse, ubicado en el Peu del Funicular barcelonés, un entorno atípico por su distancia de lo puramente urbano que, a la par, se aleja de los núcleos expositivos de la ciudad condal. Pero vivir en una órbita lejana te desentiende de los circuitos que recorre el dinero, y a su vez permite planteamientos tan osados como la intervención “Vibrar vacíos”, una colaboración de Eulalia Valldosera y Javier Peñafiel que, a modo de prospección, diagnóstica e interpreta el espacio físico y psicológico de estas nuevas instalaciones, una labor que huye tanto de los convencionalismos del arte contemporáneo como del escepticismo que despiertan sus manifestaciones menos tangibles. Por eso, como bien apuntan en la nota de prensa del evento, “Vibrar vacíos” es un ejercicio de sensibilidad hacia otras realidades paralelas a las nuestras y un acercamiento a los “otros lenguajes” que sostienen el arte contemporáneo. Pero la intervención es además un generador de preguntas a partir del trabajo del geobiólogo Jordi Matamoros, que confirma con este segundo Halfhouse la salud de una iniciativa que, aun a riesgo de exagerar, podría considerarse vital.