No son pocos los niños y los adolescentes que sufren a diario del bullying por parte de sus compañeros de estudio.
Carleigh O’Connell es una adolescente común, como tantas otras en este planeta. Su breve vida de 14 años avanza con los contratiempos habituales de su edad, las dudas, las primeras ilusiones… Pero también como muchas jóvenes de hoy, Carleigh ha sido por momentos víctima del acoso y las bromas de mal gusto de sus colegas de estudio.
Y si bien podría decirse que esta jovencita ya se ha ido acostumbrando a las bromas sobre su físico, un evento puntual colmó su paciencia, a lo que siguió una atrevida y ejemplarizante respuesta.
Pasaba por un sitio no muy lejano a su casa, en Wall Township, New Jersey, cuando Carleigh descubrió que en un muro alguien había escrito un graffiti que hacía referencia a su trasero. Luego, siempre a través de las redes sociales, ella vio cómo rodaban los chistes y las alusiones a aquellas palabras que pretendían ser cómicas.
Después del primer insulto, Carleigh O’Connell le confesó a su madre que haría algo para contrarrestar aquel acto de mala saña: corrió al muro cercano a la playa, se subió y se hizo retratar de espaldas, con un bikini y mirando a la cámara con una sana sonrisa.
Tras haber publicado aquella impetuosa imagen en Instagram, fue su propia madre quien la hizo circular a través de su cuenta en Facebook. “Esto es duro para mí, pero creo que es necesario”, escribió Daryl Lynn OConnell, la orgullosa madre de Carleigh.
“Les pido a todos mis amigos que compartan esto y lo vuelvan a publicar tantas veces como sea posible. Espero que viaje por todo el país y que pueda ayudar a cualquier adolescente que sufra del acoso o sea víctima de motivos hirientes”, continúa la madre al pie de aquella foto que en apenas cuatro días ha sido compartida cerca de 10.000 veces.
“Quería mostrarle a quien escribió ese mensaje que yo era más fuerte que eso. Aquello no me impactó, no bajé la cabeza y no lloré. No le di lo que él quería”, declaró la misma adolescente al diario Today.
Consciente de que aquellas palabras no responden a un acto de intimidación, sino más bien a una broma cruel, Carleigh considera que su foto de respuesta fue “estimulante y genial”, además de pretender, a través de ella, “apoyar a aquellas personas que viven día a día una situación similar”.
Ya sea a través de las redes sociales, mediante la mensajería de sus dispositivos móviles o en el mismo medio escolar, no son pocos los niños y los adolescentes que sufren a diario del bullying por parte de sus compañeros de estudio. Depresión, ausentismo escolar, agresividad e incluso suicidios, son las consecuencias de este fenómeno que no es nuevo, pero que en la era del internet y de la eclosión de las redes sociales manifiesta características especiales.
Si bien Twitter, Instagram y Facebook se prestan hoy en día para las bromas crueles de los adolescentes, ellas mismas han servido, como en el caso de Carleigh O’Connell, para denunciar uno de los males de nuestro tiempo.