Revista Política

Víctimas de la Guerra

Publicado el 20 septiembre 2012 por Indignado @gritopoliticoes

Durante la primera mitad de septiembre, Amnistía Internacional documentó la muerte de 166 civiles“, “12 muertos en un atentado en Kabul“, puede que sea la forma de contar a los muertos como si de objetos inanimados se tratase, puede que sea la falta de nombre y apellidos o puede que nuestra mente está demasiado acostumbrada a este tipo de noticias como para prestarles la atención que se merecen.

rebeldes sirios

Rebeldes sirios atacan desde un puesto de la ciudad de Alepo


Sea como sea, la verdad es que muchas personas con nombres y apellidos, cada una de ellas con su propia historia personal, están siendo víctimas de la guerra en estos momentos y parece que a nadie le importe.

Incluso yo misma he de reconocer que muchas veces leyendo el periódico llego a las noticias de Afganistán y de Siria y las paso por encima, leo los titulares, me da un pinchazo en el estómago cuando leo el número de muertos (signo de que no he perdido toda mi sensibilidad humana), pero ya está, paso, no le doy más vueltas, no empatizo con las víctimas de la guerra como lo hago con el caso de Ruth y José, por ejemplo, ¿por qué?, me pregunto.

Podríamos pensar que es por el número de víctimas: mientras que en un caso hablamos de cientos de víctimas en el otro sólo son dos, pero esto no es excusa, ya que en el caso de los atentados del 11M los medios de comunicación se centraron en las víctimas, nos contaron sus historias, escuchamos a sus familiares y pudimos empatizar con todos, aunque fuesen más de 200.

atentado 11m

Víctimas de los atentados del 11M en Madrid

Entonces si el número de víctimas no es demasiado influyente, podríamos pensar que sí lo es la distancia. Será que nos impactan más las víctimas de nuestro país, más cercanas a nosotros. Pero ahora que recuerdo los atentados de las Torres Gemelas del 11S, esto tampoco me encaja, porque recuerdo tener el corazón en un puño al ver a la gente tirarse por las ventanas, al oír los testimonios de los bomberos y al ver a las personas que se acercaban a la zona cero en busca de sus familiares, amigos o vecinos. Definitivamente pude empatizar con las víctimas aunque estuviesen a kilómetros de distancia.

Por lo tanto, descartando el número de víctimas y su distancia, sólo queda una respuesta: el trato que se le da a las víctimas en los medios de comunicación. Mientras que de las víctimas de la guerra de Afganistán no sabemos apenas nada, de Ruth y José hemos llegado a ver toda su vida en fotografías, hemos escuchado a su madre y familiares describirlos, preocuparse y llorar por ellos.

Y es que para ponernos en el lugar de alguien debemos conocer su historia, su nombre o al menos su rostro. Por eso hoy me ha sido más fácil empatizar y sentir el dolor de Kim Phuc, víctima de la guerra de Vietnam en 1972 (cuando yo aún no había nacido) que de cualquiera de las víctimas de anteayer en Kabul.

Kim Phuc guerra vietnam

Ataque con napalm del Ejército americano en Vietnam en 1972. La niña de la imagen es Kim Phuc.

Aunque soy muy consciente de lo difícil que es hacer periodismo en medio de una guerra y de lo dificilísimo que debe ser llegar a conocer la historia de las víctimas en medio del caos absoluto, me gustaría que los periodistas bélicos dejasen de contar víctimas y empezasen a contar historias.

Pero lo que realmente me gustaría es que no hubiesen ni víctimas ni historias que contar, es decir, que no hubiesen guerras.

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