Camaradas,
La Kriegsmarine comienza con paso firme este último mes del año 1940, golpeando el esfuerzo de guerra británico en todas las partes del mundo.
El Komet, en las antípodas.
En el Pacífico Sudoccidental, los cruceros corsarios Komet y Orion, operando en equipo, han hundido en los últimos días a dos transportes de pasajeros neozelandeses y ahora se disponen a acosar el tráfico comercial alrededor de la isla de Nauru, una fuente principal de fosfato del Imperio Británico.
Los últimos momentos del Rangitane, una de las víctimas del equipo Komet-Orion.
Mientras tanto, el Kormoran abandona Alemania y da inicio a su misión corsaria. Su destino: el Océano Índico. El Kormoran viene a unirse a los mercantes armados que ya operan por todo el mundo con gran éxito y muchas de cuyas hazañas ya han sido narradas aquí, a saber: el Atlantis, el Widder, el Thor, el Pinguin, el Orion y el Komet.
Achtung, Unterseeboot!
Por otro lado, en las proximidades occidentales del Reino Unido, la zona que los británicos denominan Western Approaches y por donde todos los convoys en ruta desde o hacia el Reino Unido pasan, Alemania e Italia han reunido un enjambre de submarinos: los U-Boote U-43, U-47, U-52, U-94, U-95, U-101, U-103, U-140 y los submarinos italianos Argo, Giuliani y Tarantino. Los submarinos del Eje patrullan metódicamente la zona mientras tres convoys británicos se aproximan a la vez: el HG-47 desde Gibraltar, el SC-13 desde Cabo Breton y el HX-90 desde Halifax, Canadá.
Los daños irreparables del destructor HMCS Saguenay.
El primer laurel se lo cuelga el submarino Argo, que logra torpedear al destructor HMCS Saguenay del convoy HG-47, causando 21 muertos a bordo y dejándolo herido de muerte. Se trata del primer destructor canadiense torpedeado en la guerra. Mientras tanto, el U-101 establece contacto con el convoy HX-90 y convoca a la manada de lobos. La escolta trans-oceánica del convoy británico lo abandona y, debido al mal tiempo, la escolta que debería haberse unido a él proveniente del Reino Unido no puede hacerlo antes de la llegada de la noche.
Torpedo loss!
Los U-Boote U-47, U-52 y U-101 consiguen golpear al convoy antes de que los buques de la escolta tengan tiempo de organizar la defensa y, con excelente visibilidad –la luz del sol todavía resplandece en el lejano norte- y mal tiempo los submarinos penetran fácilmente al interior del convoy y eligen sus objetivos con meticulosidad. El U-101 del Ernst Mengersen efectúa el primer ataque y hunde un mercante, el Appalachee, y daña al Loch Ranza al atardecer. Después de la medianoche, el U-47 de Günther Prien consigue hundir otro mercante, el Ville d'Arlon, y dañar dos; el U-52 de Otto Salman envía al fondo del mar dos buques (el Tasso y el Goodleigh) y alcanza a otro y el U-101 se cobra otra nueva víctima mientras el U-95 de Gerd Schreiber vuelve a alcanzar al Conch.
Un mercante británico es rematado por la artillería de un submarino tras haber sido torpedeado.
Pieza de 88 mm montada a bordo del submarino.
El U-99 de Otto Kretschmer no logra alcanzar a tiempo el convoy HX-90 porque es retenido de camino por el crucero auxiliar HMS Forfar de 16.400 toneladas. En un largo y bravo combate de madrugada, el U-99 termina hundiendo al inglés tras encajarle cinco torpedos. Los británicos tienen que lamentar 185 muertos en esta acción. El destructor HMCS St Laurent, que navegaba junto al Forfar pero que había tratado de reunirse con el convoy HX-90, intenta dar caza al U-99 y cree erróneamente haberlo hundido. Al final, su única acción exitosa consiste en rescatar supervivientes de los naufragios. Los submarinos del Eje han enviado al fondo del mar a seis mercantes, dañado a otros tres, hundido un destructor, averiado otro y hundido un crucero mercante armado.
La actividad en el interior de los U-Boote, frenética.
Los éxitos de nuestras armas son incontables en todos los escenarios, y por si lo que ya se ha relatado no fuera poco, nuestros submarinos consiguen enviar al fondo del mar al crucero británico –antes noruego- de 18.700 toneladas Oslofjord y un buque cisterna a la altura del Tyne. En la otra esquina del Atlántico, el U-37 hunde al mercante Palmella. Les pese lo que les pese a Churchill y su camarilla de belicistas, salta a la vista que Gran Bretaña ha perdido la guerra en el mar.
Es lebe Kriegsmarine!Viva la Regia Aeronautica!