La vid ( vitis vinifera), cuando se deja crecer sin intervención de la mano del hombre, forma una gruesa cepa y del tronco salen los sarmientos y los pequeños brotes u hojas (llamados pámpanos).
La recolección se suele realizar a finales de verano o comienzo del otoño.
El proceso de recogida de la uva se denomina vendimia.
Para uso medicinal lo que interesa de esta planta son los pámpanos (las hojas).
Se recomienda recogerlos durante el otoño, después de la vendimia.
La composición de las uvas es muy compleja.
Según la variedad de que procedan y su estado de maduración, contienen cantidades muy variables de glucosa y otros azúcares.
También poseen diversos ácidos, materias colorantes y flavonoides.
Las semillas, por su parte, tienen un alto porcentaje de ácidos grasos insaturados.
La vid se utiliza principalmente para la fabricación del vino, que resulta un tónico excelente, cuando se consume con moderación, y constituye un alimento que ahorra el consumo de otras reservas, sobre todo en aquellas personas que realizan duras tareas.
Además del vino también se utiliza la savia de primavera: aquella que fluye de los sarmientos cortados.
Se utiliza como remedio popular contra las manchas de la piel y, especialmente, en la inflamación de ojos.
Los pámpanos tienen un efecto astringente por tener altas concentraciones de taninos y la vid posee propiedades antidiarreicas y combate las hemorragias nasales.
Asimismo, el aceite de las semillas ayuda a rebajar el nivel de colesterol de la sangre.
Infusión. Se prepara a partir de las hojas. Una cucharada pequeña se añade a una taza de agua hirviendo. Se deben tomar 3 tazas al día.
Extracto fluido. Se recomienda tomar 2 cucharadas de café al día.
Hoja. La hoja, aparte de tomarla en infusión para combatir el estreñimiento, si se reduce a polvo muy fino se puede inhalar para cortar hemorragias nasales.
Aceite de semilla. Se pueden tomar varias cucharadas soperas al día, en sustitución de la manteca o de otros aceites.