Vida afectiva de un metazoo

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Este podría ser el título de las lecciones de educación sexual, que propugna la ideología de género. Según advierte el Arzobispo de París, es una representación "oscura y siniestra" de la sexualidad humana. No tiene para nada en cuenta el aspecto afectivo de la sexualidad, en cambio "aborda la experiencia humana en este campo de manera puramente mecánica, con la premisa de que la orientación sexual es una construcción puramente cultural".
La diferencia entre hombre y mujer sería una construcción social más, antes que un hecho biológico. La orientación sexual –y con ello la identidad de género y el papel del género– contaría más que el sexo biológico. Para los jóvenes, todo se reduciría a mantener relaciones sexuales, sin considerar cómo se desarrollan e integran en el conjunto de la persona. La vida afectiva queda reducida a un tema de ciencias naturales.  El hombre y la mujer son considerados como unos metazoos más o menos evolucionados en la escala biológica, quizás con algún órgano más que un nemátodo, con mayor movilidad que un pólipo, pero metazoos al fin y al cabo.
Cabe un empobrecimiento mayor, un envilecimiento más ruin, un reduccionismo más ramplón?