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Vida cotidiana en Cuba

Por Lasnuevemusas @semanario9musas

Vida cotidiana en Cuba

Se lee de una sentada este libro de Alexis Hechavarría. Sus cuentos son ventanas abiertas a la vida cotidiana en Cuba; el lector entra en la isla desde la mirada crítica del autor.

Hechavarría describe escenarios y situaciones que conoce de primera mano y le interesa dar a conocer. La experiencia de su emigración le sirve de contrapunto.

Alexis Hechavarría Duarte (*1971, Las Mangas, Bayamo, Cuba), con muchos años de residencia en Barcelona a sus espaldas, reúne en este volumen una serie de cuentos algo atípicos en cuanto a la estructura y las características más habituales que el género ha ido acumulando, sobre todo desde que las abundantes escuelas de escritura creativa las han extendido como típicas. En sus historias no se percibe ni clímax ni efecto sorpresa.

Al autor no le interesa adaptarse a un esquema literario preconcebido, sino, en primera línea, la temática que expone; se siente libre para narrarla y poner al descubierto lo que entiende que hay que denunciar. Sus relatos son escenas, incluso instantáneas, de la vida cotidiana, de los obstáculos que se ve obligada a soportar la gente de a pie en Cuba.

Sus temas son, con dedo acusador -a veces con amargura, otras con sentido del humor-, la desidia o las mentiras de la burocracia ante la solicitud de permisos, las austeras condiciones de vida, la negativa o el silencio del gobierno ante la petición de subvenciones, la organización ideológica del sistema educativo con voluntad de adiestramiento, el mal funcionamiento del transporte público y otros servicios, el maltrato machista, la contradicción entre el discurso oficial y la vida diaria, la hipocresía del concepto oficial de héroe, la emigración y el deseo de emigrar, y construye sus personajes como reacción a estas dificultades: el buscavidas, el niño pícaro, la visita de España... pero también, manifestaciones de pervivencia resistente al régimen ideológico cubano o que escapan a su control: la fantasía, la ilusión, las diversas formas de religiosidad del pueblo llano, los juegos infantiles...

Hechavarría domina la escritura, se le da bien la dosificación de indicios, pistas que avanza para completar más tarde la información al lector, dejando en suspense la porción necesaria para que perviva la magia. Al no atenerse a un esquema preconcebido su técnica narrativa no es monótona.

Casi siempre emplea una voz narrativa omnisciente, pero hace predominar, en combinación, muy a menudo el diálogo o incluso, con menor frecuencia, el monólogo ( Sin más), o puramente este último ( Lo juro). Sin embargo a veces rompe radicalmente este modelo para basar algún cuento exclusivamente en la voz narradora, a pesar de que el título reza Eso contaba mi tío, o en Pero algunos más que otros. O la voz narradora convoca a su personaje dirigiéndose directamente a él o a ella ( Gloria). O echa mano de la fantasía poética y, en homenaje A mi padre, describe dos minicuadros que protagoniza la luna.

Muy a menudo su prosa, en algunos párrafos, adopta ritmo poético, lo que deja traslucir la faceta de Hechavarría como poeta y músico. El autor, diplomado en Magisterio por la Escuela Pedagógica Rubén Bravo Álvarez de Manzanillo (Cuba), siguió también estudios de música en el conservatorio Fernando Carnicer de La Habana, cultiva la poesía y la prosa. En España ha publicado otro libro de cuentos, Por esta vez te has salvado (Ediciones Carena, 2014).

Cada cuento se completa con un breve glosario de los términos vernáculos cubanos.

Alexis Hechavarría Duarte
Que vaya el mundo al carajo
Círculo Rojo Ed., 2020, 123 pp.


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