A algunos les sonará eso de "El lobo de Wall Street", y lo que se les vendrá a la cabeza será un Leonardo DiCaprio bien repeinado y distinguido, con horribles vicios tras ese traje bien planchado. Gracias a la gran película de Martin Scorsese, muchos conocimos la historia -hasta ese momento desconocida- del que fue Lobo de Wall Street, Jordan Belfort, un chaval de orígenes humildes que se convirtió de la noche a la mañana en un estafador financiero tremendamente lunático y podrido de dinero.
Hoy os traigo aquí para conocer sus andadas, para inspiraros a leer sus biografías, publicadas en español por Deusto (Grupo Planeta) bajo el título de "El lobo de Wall Street"; o para obligaros a ver la adaptación de dichas biografías, en la mentada película "El lobo de Wall Street", protagonizada por DiCaprio.
Pero empecemos por el principio, ¿quién era Jordan Belfort? Jordan es y se crió en un hogar judío de Bayside, en el bario de Queens, Nueva York. Aunque parezca mentira, no tenía visión de ser un corredor de bolsa, ni tan siquiera un estafador de renombre. Estudió Biología en la American University y no fue hasta muchos años después que no comenzó su carrera como corredor de bolsa en la ya extinta LF Rothschild, donde conocería a alguien que le cambiaría la vida: Mark Hanna, interpretado maravillosamente por Matthew McConaughey en la adaptación.
Allí, el pequeño lobito comenzaría a forjarse. Cuando de una patada lo echaron de la firma porque cerraba, en el año 1988, Jordan apenas había saboreado el éxito como corredor, pero no se agobió. Empezó a trabajar como corredor en otro lugar más humilde, muy lejos de Wall Street, y pronto fundaría su propia firma: Stratton Oakmont. En la década de 1990, junto a Danny Porush, un personaje extravagante que, deseoso de hacer fortuna, le exigió que compartiera con él la experiencia de ser un excéntrico millonario, fundó la firma de corretaje Stratton Oakmont, empresa que funcionaba como una boiler room que vendía acciones a centavo y estafaba acciones fraudulentas a los inversores. Fue como presidente de esta empresa donde Jordan Belfort desaparecería encumbrado por el apodo de "El lobo de Wall Street". Comenzó a amasar fortuna enseguida, y sus corredores, más de 1000 brokers, también amasaron grandes cantidades de dinero. Empezaron los delirios, las putas, las fiestas, las orgías, las drogas, las drogas multiplicadas por las putas, y en resumen, se desató el mismo infierno.
En ese tiempo Jordan había encontrado el amor de su vida, la joven "Duquesa de Bay Ridge", con la que tuvo un romance convulso, lleno de infidelidades, peleas y malos tratos de parte de ambos. Tuvieron dos hijos y terminaron separándose de mutuo acuerdo, pero Jordan siempre ha sentido debilidad por aquella rubia despampanante que, ciega, muda y sorda, sufrió todos sus deslices y lo acompañó en una vida de delitos financieros. Por supuesto, todos estos delitos terminaron teniendo un "trágico" final. Apresaron a Jordan y a muchos de sus compañeros y el FBI se les echó, literalmente, encima. Se les culpó de varios delitos graves, pero a Jordan Belfort sólo le cayeron 22 meses de prisión. pero fue condenado a devolver 100 millones de dólares a los accionistas a los que había estafado. Aún a día de hoy, sigue pagando parte de la deuda. Desde ese día, según dice él, está totalmente renovado y ha dejado por completo el consumo de drogas; se ha dedicado a escribir sus corredurías, sus juergas y sus desmadres en sus dos autobiografías, The Wolf of Wall Street y Catching the Wolf of Wall Street, traducidos a 18 idiomas y publicados en más de 40 países. Los beneficios de ambos libros los ha utilizado para pagar parte de esa gran deuda que le seguirá casi de por vida.
Según el diario "El confidencial", hoy en día Belfort, además de escribir, da charlas motivadoras en las que explica cómo perdió los papeles y acabó siendo devorado por una ambición desmedida. En una entrevista con The Telegraph, concedida con motivo de la publicación de su autobiografía, Belfort reconoció que se había comportado de forma inmadura: “Mis figuras a seguir eran Gordon Gekko [el personaje de Michael Douglas en Wall Street] y el Richard Gere de Pretty Woman. Quería siempre lo mejor, la suite presidencial, el Ferrari, una casa en la playa, la rubia más despampanante, el vino más caro, un yate… Quería ser el rico de Wall Street definitivo”.
Al parecer, lejos quedan ya las juergas con putas de toda clase, los despilfarros estrambóticos y el horrendo exceso de drogas que se metía en el cuerpo, día sí y día también. Aunque parezca mentira, la vida de este increíble hombre, que más bien parece leyenda urbana, inspiró una película llamada Boiler Room (del año 2000, trece años antes que la adaptación de sus novelas) y, por supuesto, El lobo de Wall Street, por donde casi todo el mundo conoció su turbulenta historia.
El libro: El lobo de Wall Street, de Jordan Belfort
Empecé a leer este libro el año pasado y me embargó un ansia de continuar cada página que no podría explicar. Las memorias de Jordan Belfort son divertidas, disparatadas, dramáticas y oscuras. Todo a la vez. No puedo juzgar su estilo como narrador, ya que lo que yo leí es una traducción y no su versión original, y he de decir que la traducción de este libro es horrorosa (lo siento por el traductor, Agustín Pico Estrada, pero su trabajo le quitó fuerza a los acontecimientos que sucedían en el libro). Sin embargo, todo lo demás, fue tremendamente excitante.
Es como meterte por un momento en la vida de alguien totalmente opuesto a ti. Millonario, drogadicto, muy loco, con adiciones al sexo muy perturbadoras, con aficiones estrambóticas que no te divertirían ni aunque estuvieras muriéndote de aburrimiento, con una familia, con problemas como cualquier otra persona, pero en una realidad alternativa, donde nada es como lo conocemos. Jordan nos cuenta su vida sin tapujos, nos cuenta sin vergüenza cómo se deshacía cada vez que se cogía un pedo tremendo de "Quaaludes" (metacualona, que más tarde os hablaré de ella), o cómo en momentos que se suponían clave, serios, él hacía algo impredecible, algo que todo el mundo habría descrito como propio de una mala persona.
Grandes momentazos del libro que no ocurren en la película (o que ocurren totalmente cambiadas) son, por ejemplo, cuando salva a un amigo suyo, un socio importante que le debe dinero y que conoce sus tejemanejes sucios, aun a pesar de escuchar una voz en su cabeza que le grita "¡déjalo morir! así te librarás de un peso en tu espalda pecadora". Y cuando lo salva, cómo se vuelve loco de adicción en el hospital, al ver una inyección de morfina. Hace todo lo posible por adueñarse de esa inyección y las consecuencias son... ¡de locos! Todo el libro es totalmente de locos. Por eso es tan adictivo.
Belfort fue el último propietario del lujoso yate Nadine (rebautizado con ese nombre en honor a su segunda esposa, la modelo británica Nadine Caridi, la duquesa), yate que en un principio fue construido para Coco Chanel. El yate se hundió frente a la costa este de Cerdeña en junio de 1996. Un grupo de élite de buzos militares italianos pertenecientes al Comando Raggruppamento Subacquei e Incursori Teseo Tesei rescataron a todos sus pasajeros y tripulación. En el libro, Belfort nos cuenta detalle a detalle ese horrible momento en el que creían que iban a morir. Lo peor: estaban a punto de morir en aquel barco, en medio de una horrible tormenta, y tanto Jordan como su amigo Danny, no paraban de pensar en meterse el pico más grande de droga de toda la historia. Hasta Nadine estaba dispuesta a morir pedo.
He aquí como la influencia de Jordan Belfort es parodiada en LQSA
Como os comentaba antes, Belfort estaba muy enganchado a todo tipo de drogas, pero a una muy especial: los Quaaludes. La metacualona es un medicamento sedante-hipnótico similar en sus efectos a un barbitúrico, un depresivo general del sistema nervioso central. Su uso extensivo ocurrió durante la década de 1960 y 1970 como un hipnótico, para el tratamiento del insomnio, y como sedante y relajante muscular. También ha sido usada ilegalmente como droga recreativa, comúnmente conocida como Quaaludes. Jordan se deshace en explicaciones de cómo se sentía cuando se metía en el cuerpo la metacualona, pero os dejo un pequeño resumen de lo que pueden hacer estas pastillas en nuestro sistema:
Los efectos de la metacualona pueden incluir euforia, somnolencia, reducción la frecuencia cardíaca, disminución de la respiración, aumento de la excitación sexual (afrodisíaco), y parestesia (adormecimiento de los dedos y dedos de los pies). En dosis más grandes puede provocar depresión respiratoria, trastornos del habla, dolor de cabeza, y fotofobia (excesiva sensibilidad a la luz). Una sobredosis puede provocar delirio, convulsiones hipertonia, hiperreflexia, vómitos, insuficiencia renal, coma, y muerte a través de paro cardíaco o paro respiratorio.
Increíble, ¿verdad?
Volviendo al libro, lo único malo que tiene -aparte de lo dicho sobre la traducción-, es que el final no es un "verdadero" final. Todo se queda abierto para que continúes las memorias en el segundo volumen que, lamentablemente, no se han publicado en español. En ese segundo volumen, titulado "Catching the Wolf of Wall Street", conoceremos qué pasó después Jordan Belfort, encerrado en la cárcel, cómo se curó de todos sus vicios y como continuó ganándose la vida, pero esta vez de una forma honrada. Con todo, yo recomiendo estas memorias a todo aquel interesado en conocer a Jordan Belfort. Es un libro divertido, adictivo y diferente. Muy diferente. Nos muestra a un tipo de persona que existe, que quiere redimirse, pero que seguirá siendo siempre un Lobo de Wall Street, haga lo que haga.
Título original: The Wolf of Wall Street
Autor: Jordan Belfort
Fecha de edición original: 2007
Fecha de traducción: 2013
Editorial: Deusto
Número de páginas: 619pp
PVP: 19.95 €
ISBN: 978-84-15678-04-5
La película: El lobo de Wall Street, de Martin Scorsese
Ya muchos habréis disfrutado de esta increíble película de Martin Scorsese y Leonardo DiCaprio, pero hoy os vengo a recomendar verla a aquellos que todavía no se hayan atrevido (y que no quieran lanzarse primero con el libro). Tal y como hoy os he contado, la vida de Jordan Belfort fue una feria ambulante y retratar esto en la gran pantalla habrá sido pan comido para este gran director que es Martin Scorsese. Como espectadores, lo que nosotros nos vamos a encontrar en la película es una versión resumida de las disparatadas situaciones que vivió Jordan Belfort en el culmen de su éxito como estafador financiero.
Anécdotas como las del yate en alta mar o la increíble escena del Lamborghini, donde Jordan no era capaz de contener su cuerpo para poder conducir y volver a su casa, después de enterarse de que su culo millonario podría caer preso en las manos de los federales, son algunas de las cosas que podréis disfrutar en la cinta. Además de una de las más maravillosas actuaciones que Leonardo DiCaprio habrá hecho para la gran pantalla, porque él simplemente está sublime como Jordan Belfort. Sin ir más lejos, en el Santa Bárbara Film Festival, DiCarpio explicó que preparó la famosa escena del Lamborghini de una manera bastante casera: vio varias veces un vídeo de YouTube llamado "Drunkest Guy Ever Goes For More Beer', y muestra a un hombre intentado comprar cerveza, pero está en tal estado de embriaguez que... bueno, es mejor que lo veais por vosotros mismos.
"Eso fue una gran inspiración para mí”, señaló el actor en el festival.
Yo con esta película lo pasé bomba, me reí lo que quise, lloré de risa literalmente. Me dolía la mandíbula. Hay gente que no encontró esta película nada interesante y que la ve como una exaltación de los vicios y la vida de los ricos. Puede que tengan razón, pero lo cierto es que estas clases de vidas existen y está bien de vez en cuando saber cómo se lo montan algunos locos como Jordan Belfort, sobre todo para no querer terminar como ellos. Hay un punto de ridiculización en todo esto que me gustó. El gran rico americano, un estafador, un ladrón, un miserable, denostado por todos, tan drogado que no puede ni sostenerse en pie... no hay nada de "honroso" en todo esto.
Al igual que el libro, la película aparece truncada, no nos cuentan sus idas y venidas en la cárcel, pues se trata de la adaptación del libro "El lobo de Wall Street", dejando fuera la segunda parte. Una vez terminas, no puedes creer que tres horas de película se hayan ido tan rápido. Tanto la fotografía, la escenografía como las grandes actuaciones, te han dejado a cuadros. Parece que el que se ha tomado varios quaaludes has sido tú y no el protagonista de la película.
Si tuviera que elegir entre la película y el libro, no sabría dónde esconderme, pues la película es perfecta, pero el libro es diferente. La película, por cosa lógica, tiene que resumir, y lo consigue convirtiendo varios personajes de la vida del verdadero Jordan Belfort en uno solo, y el encargado de encarnar todos esos caracteres diferentes es el pobre Danny Porush (bueno, de pobre no tenía nada...), interpretado deliciosamente por Jonah Hill.
En esencia, este es Jordan Belfort: estafador, delincuente, loco, imprevisible, enfermo, enamorado, humano. ¿Qué os ha parecido este viaje a su vida personal? ¿Le daríais una oportunidad a su libro? ¿Creéis de verdad que se ha "curado" de esa enfermedad que se llama "dinero"?