Sí, hay madres que nunca logran experimentar ese amor pero, aquellas que lo estamos viviendo sabemos que es lo más brutal y loco que nos ha pasado y pasará.
Todavía recuerdo el momento que pusieron a mi hijo sobre mi pecho. Todo blanquito, llorando y tan calientito. Comencé a arrullarlo y se calmó de inmediato. Sentí que nuestra conexión fue inmediata. Como dije en este post, él estaba destinado a ser mi hijo y yo su madre.
Lo más cañón de esto de la maternidad es que el amor que sentimos por nuestros hijos crece cada día más. Cuando pensamos que hemos alcanzado el máximo, se abre otro espacio en nuestro corazón. Y es que el corazón de una madre es tan grande que siempre hay más para dar.
Por eso creo que cuando nuestros niños nacen no deberían ser separados de nosotras, aunque el parto haya sido por cesárea. Ese primer momento juntos debería ser parte de los derechos que tenemos las madres durante el parto. Es algo que no vuelve a ocurrir y es terrible que nos arrebaten ese momento.
Para muestra un botón…
Foto: Flickr|mbaylor