Ernest Lluch era un intelectual valorado, un político respetado y un comunicador enormemente popular, cuando lo asesinaron el 21 de noviembre de 2000. Investigador, escritor, profesor, parlamentario, ministro, rector de su Universidad, articulista,... todo ello fue Ernest Lluch, y por ello se le recuerda, se le reconoce y estima. La Fundación Ernest Lluch va a dedicarle una serie de actos a este político catalán sensato y honesto. Hoy que se prodigan tantos charlatanes de feria en las próximas elecciones a la Generallitat de Catalunya, no está de más recordar su memoria, ahora que precisamente se cumplen los diez años de su asesinato por la banda terrorista ETA.
Su vida comprometida en la defensa de las libertades fue precoz. Cuando era un joven estudiante se sumó a la oposición democrática al franquismo convirtiéndose en el representante democrático de los alumnos de la Facultad de Económicas. Ya como ayudante del catedrático Fabià Estapé, fue expulsado de la Universidad de Barcelona por su significación política. Durante la dictadura fue detenido varias veces por participar en movimientos sociales y políticos contra el régimen. Su activismo continuó en Valencia, donde fue vice-decano de la Facultad de Económicas y fundador del Partido Socialista del País Valenciano. Muerto Franco continuó con su compromiso militante y volvió a Cataluña en 1977 donde fue elegido diputado por Girona con la coalición "Socialistas de Cataluña", del que en 1980 fue portavoz en el Congreso de los Diputados. En 1982 formó parte del gobierno socialista como Ministro de Sanidad y Consumo, desde el cual y hasta 1986, enfrentado a los sectores más conservadores del mundo sanitario, generalizó la cobertura sanitaria estatal y creó el departamento de los derechos del consumidor, por primera vez en España. Dejando la política profesional concentró su actividad principal en la universidad, la docencia e investigación. En 1986 ganó la cátedra de Doctrinas económicas de la Universidad de Barcelona y entre 1989 y 1995 fue rector de la Universidad Menéndez y Pelayo que relanzó a una nueva etapa de actividad y presencia. Paralelamente a una permanente acción pública como articulista, tertuliano y comentarista político, continuó con sus trabajos minuciosos y eruditos especialmente de historia y pensamiento económico. Fruto de estas investigaciones nos dejó justo terminadas dos obras sobre el siglo XVIII que siendo históricas tenían una conexión directa sobre los problemas de nuestros días. Era un conocedor profundo de la cuestión nacional catalana y por eso se interesó tanto por el País Valenciano y, los últimos años por Euskadi. Se enamoró talmente del País Vasco que puso piso y pasaba temporadas. Estudió a fondo el problema vasco y se comprometió una y otra vez a favor de Euskadi, su identidad y su cultura, contra los violentos ya favor del diálogo, buscando caminos constitucionales para resolver los problemas.Y fue por estas ideas que lo mataron. Biografía Fundación.