Tampoco es que se tengan que hacer las cosas de un día para otro. Sólo si es importante que se hagan y aquí, además de urgir, era importante. Y aunque las prisas no son buenas consejeras y no era plan refundar un partido de la envergadura del PSOE en 24 horas, o lo que fuera que se pretendiera hacer, sí que se podría haber hecho eso de anar per feina, es decir, tirar por el camino recto y ponerse manos a la obra desde aquel preciso instante en que la derecha se alzó con la victoria. Desde el Hundimiento han pasado ya dos meses y medio: 1.128 horas: demasiado tiempo perdido para hacer lo importante. En este tiempo de tanteos, búsqueda de apoyos, negociaciones y mientras está arrasando la tempestad económica, la casa ha estado sin barrer y el PSOE no ha hecho más que libar su herida, mirarse ese ombligo convertido en cicatriz que un día le unió a la vida, a su electorado, pero que cerró en mueca burlona a base de aplicar recetas contranatura.
No me importa que el nuevo secretario general del partido sea un viejo conocido. Rubalcaba, en mi modesta opinión, es de lo mejorcito que hay ahora en política: sabe hablar (pocos pueden decir lo mismo), tiene la cabeza bien amueblada (aún menos podrían decirlo), articula discursos con maestría, es incisivo y conoce bien el premio que le espera de hacerlo bien. Sólo ha de demostrar que es valiente y capaz de llevar adelante lo que dice que piensa. Carme Chacón gritó demasiado en su discurso final y lo dijo a destiempo, lejos ya la campaña electoral, y ahora lo menos urgente e importante es el ruido. En su lugar, son más necesarias las nueces, que favorecen la memoria, reducen el colesterol, previenen la formación de coágulos y rebajan la tensión arterial. Justo lo que necesitamos. Eso y trabajo digno. No me importa que la nueva cabeza del PSOE tenga 60 años. Bebo Valdés tiene 93 y es una realidad empírica que la arruga es bella. También lo son las buenas ideas que ven la luz.